Takk. Todo ornamento es política

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TAKK es un estudio de producción creativa que construye, dibuja e imagina arquitecturas próximas para un futuro más deseable. Partiendo de criterios queer, feministas y no normativos, sus fundadores, Mireia Luzárraga y Alejandro Muiño, son la avanzadilla de una vanguardia comprometida con el medioambiente y con una forma contemporánea —y a veces combativa— de entender la práctica arquitectónica. Hemos hablado con Mireia para que nos desvele las claves de su poética.

Takk: la superación del antropocentrismo

Glosar el mundo a través de la arquitectura y el arte implica proponer proyectos que conecten con lo cotidiano y con las distintas microrealidades que constituyen nuestro día a día. Así lo entiende Takk (Mireia Luzárraga+Alejandro Muiño), un estudio fundado en 2010 que, de un modo muy personal, se enfoca en investigar la intersección entre arquitectura, naturaleza, feminismo y cultura contemporánea. Desde su sede en Barcelona defienden una disciplina que supere el antropocentrismo en todas sus formas —políticas, ecológicas, culturales o de género—, siempre a la búsqueda de nuevas nociones de belleza mediante el ensamblaje de una multiplicidad de componentes de diferente origen y condición.

Cat Shelter. TAKK
Cat Shelter. Roma, 2022. TAKK. Foto: José Hevia

Mireia Luzárraga se formó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM), en una época bastante singular: allí estaban nombres como Juan Herreros, Iñaki Ábalos, Cristina Díaz, Izaskun Chinchilla o Andrés Jaque. Alejandro estudió en la escuela de El Vallés, un centro con una preocupación muy notoria por asuntos como la termodinámica, el comportamiento de los materiales o las condiciones climáticas. El cóctel perfecto. Al terminar la carrera ambos comenzaron su trayectoria profesional en el estudio Amid.Cero9, donde se conocieron. “Todo lo que aprendimos cuando empezamos, lo aprendimos allí”, nos dice Mireia. “Esa manera de trabajar tan intensa, los concursos, el amor por la arquitectura… Ese hacer tan disciplinado. Para nosotras, Amid.Cero9 fue una experiencia fundacional”. Mireia, además, colaboró con Enric Ruiz-Geli, cuya huella también se ve reflejada en la obra de Takk.

Bathroom. TAKK
Bathroom. TAKK. Foto: José Hevia. L’Hospitalet del Llobregat, 2022
Black Lamp. TAKK
Black Lamp. Alicante, 2021. TAKK. Foto: José Hevia

Pero si colaborar con otros equipos ha marcado la visión profesional y creativa de este tándem, la docencia ha sido otro de los pilares que los ha activado como arquitectos. Desde sus inicios han pasado por varias instituciones hasta llegar a impartir un curso en el Máster de Arquitectura Avanzada de la Universidad de Columbia (Nueva York). “Así como en otros estudios no pasa, para nosotras dar formación es fundamental. La enseñanza nos vincula y nos pone estrechamente en contacto con la investigación, que es lo que más nos motiva.”

Crxnolxne Conference Hall. TAKK
Crxnolxne Conference Hall. Orléans, 2019. TAKK. Foto: José Hevia
Crxnolxne Conference Hall. TAKK
Crxnolxne Conference Hall. Orléans, 2019. TAKK. Foto: José Hevia

ROOM Diseño. – Para iniciar la charla, quería preguntaros en qué momento os llega el primer encargo.

Takk. – En 2010, la universidad nos pidió que realizáramos unas maquetas de nuestros proyectos para un festival de arquitectura. Pero en vez de hacer lo que nos habían pedido, aprovechamos y preparamos nuestra primera instalación con muy pocos recursos; bueno, con cero euros. Aun así, esa instalación que habíamos fabricado en la habitación de mi piso compartido ganó un Premio FAD. Fue a partir de ahí cuando —entre encargos muy pequeños, los autoencargos que nosotras mismas nos hacíamos, la docencia y alguna colaboración con estudios como el de Ruiz-Geli— se fraguó Takk.

“Persistimos en confrontar esa máxima que impone determinados colores y materiales; que relega el ornamento a un trabajo menor porque está relacionado con las mujeres”.


Mireia Luzárraga
Crxnolxne Conference Hall. TAKK
Crxnolxne Conference Hall. Orléans, 2019. TAKK. Foto: José Hevia

ROOM Diseño. – Práctica profesional, investigación académica, docencia… ¿Cómo convive todo eso en vuestra obra?

Takk. – Siempre somos continuistas con nuestras diferentes actividades. No hacemos nada que no tenga que ver con ecología, género, etcétera, y casi siempre somos capaces de convertir las propuestas en investigaciones que para nosotras sean interesantes. Por otro lado, en docencia nos permitimos ser un poco más especulativos, buscando un tema que nos parece imperativo tratar en el momento actual.

Pink Mountains. TAKK
Pink Mountains, climate shelter for humans, birds, and other species. Barcelona, 2023. TAKK. Foto: José Hevia
Pink Mountains, climate shelter for humans, birds, and other species. TAKK
Pink Mountains, climate shelter for humans, birds, and other species. Barcelona, 2023. TAKK. Foto: José Hevia

Arquitecturas de gestos políticos

Para entender la producción de Takk hay que hablar de su fuerte dimensión estética: desde el uso de ciertos elementos relacionados con la cultura queer al empleo recurrente del rosa, las flores, el ganchillo, la purpurina, los colores chillones o el CLT. Aunque abordan cada caso de acuerdo con su propia especificidad, hay un asunto común que destaca en la mayor parte de su porfolio: el cuestionamiento constante de los principios del Movimiento Moderno.

Elisava Pavilion. TAKK
Elisava Pavilion. Barcelona, 2022. TAKK. Foto: José Hevia

“Compramos los mismos materiales que compraría un punki en una mercería para hacerse sus historias o una señora para hacer ganchillo, pero en vez de hacer punto, hacemos arquitectura”


Mireia Luzárraga

Con una fuerte carga política, en su obra se aprecia perfectamente una tecnología blanda, no solo desde el punto de vista conceptual sino también en un sentido plenamente literal. “Persistimos en confrontar esa máxima que impone ciertos colores y elementos; que relega el ornamento a un segundo plano porque se relaciona con trabajos menores que, a su vez, se relacionan con las mujeres”. Para ello utilizan, por ejemplo, el rosa porque se asocia con un determinado género y, por supuesto, porque ha sido absolutamente defenestrado por el Movimiento Moderno, donde todo tenía que ser blanco y puro.

Fireplace. TAKK
Fireplace. Barcelona, 2022. TAKK. Foto: José Hevia
Cohabitation Dome. TAKK
Cohabitation Dome. Vierzon, Francia. 2022. TAKK. Foto: José Hevia

De la misma manera, manejan técnicas históricamente vinculadas al universo femenino, como el patronaje, o se valen de componentes, como el tejido, que no han sido canónicamente reconocidos como arquitectónicos, pero que les sirven para generar su identidad. “Compramos lo mismo que compraría un punki en una mercería para hacerse sus historias o una señora para hacer ganchillo, pero en vez de punto, hacemos arquitectura”.

Grotto Meeting Space. TAKK
Grotto Meeting Space. Madrid, 2018. TAKK. Foto: José Hevia

ROOM Diseño. – Tratáis de subvertir la idea de que la arquitectura tiene que ser robusta, fuerte, rígida. La vuestra es eminentemente política llena de gestos contestatarios.

Takk. – Sí, exacto. Creo que esto se entiende muy bien con el proyecto de Fitur que, por otro lado, es el más grande que hemos hecho hasta la fecha. Vimos que el encargo atendía a unas dinámicas tremendamente inútiles: tenía que estar una semana on show para luego desmontarse y destruirse. Esto no es nada sostenible, por lo que se nos ocurrió plantear un módulo de 3×3 metros para que pudiese reutilizarse. Algo que promociona otro tipo de concepción en el diseño, más ecológica y apoyada en una economía circular. Del mismo modo, como había que levantarlo todo muy deprisa y gran parte del presupuesto se iba en personal de obra, hicimos que fuera tremendamente ligero: ninguna pieza pesaba más de 5 kilos, lo que facilitó mucho las condiciones de manipulación y montaje. El objetivo era hacer más saludable el entorno laboral de los montadores o, al menos, contribuir a que no fuera, si cabe, más pesado.

“Nos gusta mezclar la hipertecnología con lo más artesanal. Es innegable que hay mucha adrenalina en el proceso de construir algo que has dibujado”.


Mireia Luzárraga
Grotto Meeting Space. TAKK
Grotto Meeting Space. Madrid, 2018. TAKK. Foto: José Hevia
Grotto Meeting Space. TAKK
Grotto Meeting Space. Madrid, 2018. TAKK. Foto: José Hevia

ROOM Diseño. – Quizás parte de la discusión arquitectónica hoy pase por ahí: por contemplar modos de trabajar más justos para los actores que posibilitan nuestros diseños y que suelen estar invisibilizados.

Takk. – Totalmente. Creo que se nos despertó esa conciencia debido a que solemos construir con nuestras propias manos casi todo lo que dibujamos. Salvo excepciones muy concretas —porque no trabajamos con el metal—, fabricamos todo lo que producimos y sabemos lo que cuesta cargar un camión nosotras mismas.

Solstice, garden pavilion. TAKK
Solstice, garden pavilion. Riudellots de la Selva, 2016. TAKK. Foto: José Hevia

El dibujo digital. Punto de partida

A la hora de dar forma a sus propuestas, el modus operandi de Takk es hacer dibujos. Trazan cada proyecto con herramientas digitales, que luego transforman en prototipos físicos valiéndose de sus propias manos. Siguiendo una filosofía de trabajo tecnoartesanal, son capaces de generar en el ordenador modelos fidedignos con un nivel de detalle tan preciso que no sería necesario convertirlos en maquetas. Sin embargo, las hacen. “Nos guía la curiosidad de estrujar las posibilidades de los materiales, de investigar sobre ellos. Nos gusta mezclar la hipertecnología con lo más artesanal, pero es innegable que hay mucha adrenalina en el proceso de construir algo que has dibujado”.

MDF Tent. TAKK
MDF Tent. Barcelona, 2022. TAKK. Foto: José Hevia
MDF Tent. TAKK
MDF Tent. Barcelona, 2022. TAKK. Foto: José Hevia

ROOM Diseño. – Viendo proyectos como Phyla, Grotto, Picnic, me pregunto si vuestra arquitectura obedece siempre a criterios lúdicos, pedagógicos e incluso, si me lo permitís, hedonistas.

Takk. – Tenemos muy en cuenta la realidad en la que vivimos, pues la situación energética y la necesidad de cambio de modelo siempre están presentes. A pesar de ello, intentamos abordar estos temas desde un enfoque optimista y lúdico, sin caer en el pesimismo. No lo hacemos deliberadamente, sino que es intrínseco a nuestra forma de ser propositivas.

Phyla. TAKK
Phyla. L’Hospitalet del Llobregat, 2018. TAKK. Foto: José Hevia
Phyla. TAKK
Phyla. L’Hospitalet del Llobregat, 2018. TAKK. Foto: José Hevia

ROOM Diseño. – ¿En qué términos aterriza un encargo en vuestra mesa? ¿Tenéis libertad absoluta? ¿Os encontráis con muchos corsés de partida?

Takk. – El 90% de nuestros clientes son instituciones culturales, y con ellos acostumbramos a tener carta blanca. Los hay más intervencionistas y menos intervencionistas. Algunos quieren acompañarnos durante el proceso, pero normalmente gozamos de muchísima libertad. El briefing suele ser supermínimo y, a partir de ahí, nos ponemos a investigar. En ese sentido, y salvo excepciones, siempre es muy fácil. Con los clientes privados es un poco parecido, porque como conocen lo que hacemos, ya saben a quién están llamando.

Summer Bedroom. TAKK
Summer Bedroom. Barcelona, 2023. TAKK. Foto: José Hevia
Summer Bedroom. TAKK
Summer Bedroom. Barcelona, 2023. TAKK. Foto: José Hevia

ROOM Diseño. – Hablando de clientes privados, quiero que me habléis de vuestras dos ficciones domésticas: The Day After House y 10k House. ¿Cómo fue el diálogo con ellos?

Takk. – En ambos casos se trataba de renovar dos pisos de poco más de 100 m2 bajo dos condicionantes. La primera debía desarrollarse con un presupuesto mínimo. Y en la segunda, los intereses de los clientes sobre sostenibilidad tenían que verse reflejados en su propia casa. Es verdad que hay un poco de trampa, porque la primera reforma que llevamos a cabo era para mi hermano. Y, claro, todo resultó muy sencillo. Y la segunda vivienda vino dada por la primera. En cualquier caso, las conversaciones siempre fueron muy fáciles. Creo que en ese aspecto somos tremendamente afortunadas.

The Day After House. TAKK
The Day After House. Madrid, 2021. TAKK. Foto: José Hevia

ROOM Diseño. – Pero, aun así… ¿cómo explicáis y justificáis esta idea de ficción doméstica?

Takk. – Pensamos que explicar ciertas cosas requiere tiempo y paciencia. Tenemos arraigados muchos dejes con respecto a la vivienda que son imposibles de eliminar. Una casa tiene una serie de cosas por tradición y cultura. Si no están o se encuentran modificadas, la gente se pone muy nerviosa. Es muy complicado romper moldes. Con la experiencia estamos aprendiendo que, en arquitectura, se trata más de anticipar, de abrir la discusión.

Winter Bedroom. TAKK
Winter Bedroom. L’Hospitalet del Llobregat, 2022. TAKK. Foto: José Hevia
Solstice, garden pavilion. TAKK
Solstice, garden pavilion. Riudellots de la Selva, 2016. TAKK. Foto: José Hevia

ROOM Diseño. – Bueno, muchas veces llamamos arquitectura a la capacidad de sostener imágenes. El peligro viene cuando dichas imágenes son capaces de apuntalar creencias o clichés espaciales que se tornan totémicos e inamovibles.

Takk. – Por supuesto, no se trata de forzar a nadie, pero con nuestra arquitectura y nuestra forma de entender los materiales y los espacios sí queremos abrir la conversación de por qué vivimos como vivimos. Previo casi al capitalismo, las habitaciones no eran solo para dormir, sino que agregaban muchas otras actividades. Además, no eran individuales, sino que había más de una persona durmiendo en ellas. No obstante, en la cultura occidental, poco a poco se han ido convirtiendo en unipersonales. El capitalismo ha necesitado siempre que los intereses de las personas sean particulares. Pero, por ejemplo, en otras culturas, en India o en Japón, el 90% de los niños de 14 años todavía duermen en la cama de sus padres.

Es evidente que hoy nos enfrentamos a la atomización de las diferentes zonas de la vivienda. La casa ya no es solo un espacio inmutable. Más bien, es un lugar transitorio, productivo e hiperconectado. En determinadas circunstancias, este realineamiento puede favorecer nuevas formas de reconciliación. En otras, sin embargo, hace más visible la precariedad de la que depende la vida cotidiana. Quizás es un buen momento para abrir esta conversación y, a través de la arquitectura de Takk, hacer un ejercicio íntimo de reflexión sobre cómo vivíamos, cómo vivimos y cómo queremos vivir.

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