Por Amalia Antiga
Optimizar recursos naturales es un modo de concebir el diseño sostenible: una tendencia que cada vez cuenta con más predicamento entre muchos arquitectos. Ese es el caso de Charles Wright, encargado de edificar esta casa en Far North Queensland (Australia): un lugar que se caracteriza por las constantes amenazas de ciclones e y por las inundaciones que conllevan.
Stamp House tiene forma de una estrella de seis puntas, y está construida sobre una pequeña parcela de tierra en el centro de un estanque. Para realizarla, se ha recurrido al hormigón armado y prefabricado, material que ayuda a mantener la temperatura constante durante todo el año.
El exterior está adornado con una serie de perforaciones circulares en paredes y techos, y sus alas en forma de grandes voladizos evitan que se filtre la humedad, mitigando el impacto de las citadas inundaciones. El acceso se realiza mediante una pasarela elevada sobre las aguas del lago, es decir, un puente peatonal flotante que conduce hasta el salón central. Su interior destaca por tener espacios abiertos para interactuar con el medio ambiente, dos únicas plantas con siete habitaciones y una zona mayor que alberga una cocina-comedor, un gimnasio e incluso una piscina.
La principal característica de esta residencia es que se comporta como una red aislada en la que los paneles solares ubicados en la cubierta generan electricidad, mientras que un sistema capaz de capturar hasta 250.000 litros permite aprovechar tanto las aguas pluviales como las grises recicladas.
Stamp House es el resultado de la exitosa conjunción de diseño: un excelente ejemplo de vivienda sostenible y refugio, donde el juego de niveles, las alturas, las pendientes de las cubiertas y los vanos hacen de ésta una arquitectura sencilla y de gran eficiencia. Un proyecto casi brutalista donde el protagonismo de su belleza se encuentra en la naturaleza que lo rodea.
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