Descubrir, conocer, experimentar… son algunas de las expectativas legítimas del viajero actual. Para asegurar que se cumplan, uno puede recurrir a una guía, a una agencia, o por contra, confiar en personas conocidas que lo vayan guiando.. Pues bien, con esa filosofía de hospitalidad cercana nació la cadena Room Mate (compañero de piso), que acaba de abrir su segundo hotel en Barcelona. Pau, así es su nombre, está alojado en un antiguo edificio de oficinas de 1863 cerca de la Plaza de Cataluña. La construcción sufrió una primera rehabilitación a cargo de Xavier Alba y Txolo Farje, aunque la personalidad definitiva del proyecto quedó marcada por el interiorismo de Teresa Sapey, tan atenta siempre a las emociones que inspiran y recrean los espacios.
Para lograr sus propósitos, Sapey y su equipo basaron el trabajo en la mezcla de luz y de color, y por supuesto en esa búsqueda tan suya de “los espacios vibrantes, vivos, no muertos”. El blanco envolvente de los dormitorios da calidez y adquiere formas tridimensionales gracias al Corian que se adapta a nuevas funciones. A modo de dosel a los pies de la cama, un escritorio sustituye el descalzador tradicional e incorpora todas las conexiones necesarias para un viajero 2.0 (wifi, puerto HDMI, etc.). De este modo se optimiza la capacidad de cada una de las sesenta y seis habitaciones cuya superficie es de unos 20m2.
En la recepción, el mostrador de tablones superpuestos otorga personalidad propia a un mueble que pasa a menudo desapercibido y que sin embargo da la primera impresión a los recién llegados al hotel. Todo el que pase por allí entenderá que la vista es uno de los sentidos más celebrados en el interiorismo de Sapey, por las fotos de gran tamaño que cubren algunas paredes, por los ojos retroiluminados que dan a las zonas comunes o por el magnífico jardín vertical de Patrick Blanc en el patio.
En pleno centro de Barcelona, el Room Mate Pau es, pues, un oasis urbano que infunde comodidad y serenidad con una identidad moderna y hermosa. Porque como ha afirmado en más de una ocasión esta arquitecta italiana de acento sugerente, “la funcionalidad será bella o no será”.
