¿Cómo construir lo volátil, lo inasible? Primero hay que ser capaz de imaginar la materia de la que está hecho. Ese es el complejo reto al que se enfrentaron los arquitectos catalanes RCR Arquitectes y Pau Llimona cuando asumieron el diseño de Enigma, el nuevo restaurante de Albert Adrià: crear un ámbito en el que, como nos sucede cuando estamos soñando, nuestras percepciones se ultraintensifiquen y nuestros sentidos expandan sus límites. En ese estadio infraleve, del que hablaba Marcel Duchamp, es quizá donde debamos ubicar conceptualmente este proyecto.
La creación de este universo incierto y fascinante tuvo como origen unas acuarelas dibujadas por RCR Arquitectes que debían replicarse sobre todas las superficies del restaurante. Estas acuarelas recreaban una sustancia difusa y onírica, dentro de la cual se genera un espacio envolvente que se funde y casi desaparece. Una especie de laberinto hecho de sombras y transparencias.
La dificultad del desafío venía incrementada, además, por el hecho de que Enigma debía situarse en una fría construcción preexistente. Los arquitectos comprendieron inmediatamente la necesidad de someter el local a una radical metamorfosis: hacer desaparecer su dureza industrial y convertirlo en un paisaje «orgánico, unitario, evanescente, profundo y atemporal», que desconecte del mundo real a quien se adentre en él para trasladarlo al mundo de este cocinero.
La realización de un proyecto, definido por esta naturaleza poética y sutil, ha sido posible gracias a Neolith, una piedra sintetizada desarrollada por la empresa española TheSize, que permite replicar materiales pétreos naturales. A esto hay que añadir el uso de la Neolith Digital Design: una innovadora tecnología de impresión digital. La combinación de ambos ha hecho posible reproducir con exquisita precisión esos dibujos, tanto en su cromatismo como en su textura. Un cuidado fundamental para sumergir a los comensales en la experiencia del espacio, que acompaña a la experiencia gastronómica. Un cuidado al que ha contribuido el trabajo de Artec3 con las luminarias de Davide Groppi.
«El espacio se transforma en el hilo conductor del menú: cada espacio y cada plato son un enigma», dicen RCR Arquitectes y Llimona, a quienes agrada la idea de que el restaurante sea un enigma, un lugar «difícil de explicar», una nube onírica o, volviendo de nuevo a Duchamp, un delicado estadio infraleve.