«La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte», una frase de Leonardo Da Vinci, que representa muy bien al proyecto PGQ, una vivienda exclusiva con 2,500 m2, ubicada en la ciudad de Querétaro, México, cuyo interiorismo corrió a cargo del despacho Claudia Ornelas Interiorismo.
Obras de arte, contraste de texturas, una paleta de colores monocromática, mobiliario y luminarias de diseñador, así como elementos sorpresa en el diseño, son algunos de los insights de este sofisticado, moderno, cálido, elegante y acogedor proyecto. Realizado con una paleta de colores monocromática en tonos beige —con acentos en dorado que brindan mayor sofisticación al espacio—, Casa PGQ cuenta con dos piezas artísticas importantes del maestro, dibujante, ceramista y escultor mexicano José Rivelino; la primera, elaborada en cerámica en colores blanco y negro, cuyo diseño y color, está pensado para sobresalir dentro del espacio intervenido, resaltando la pureza y elegancia del mármol blanco que la envuelve, siendo su vez enmarcada con dos esculturas de mármol negro, así como por 12 lámparas en piedra volcánica de David Pompa, las cuales se integran como elementos decorativos externos. La segunda pieza de cerámica del maestro Rivelino, en hoja de oro y algodón, fue elegida para brindar un remate visual al acceso principal, siendo la encargada de guiar el recorrido en el espacio, junto a la repetición de tonos dorados de los candiles del comedor. Este proyecto fue complementado con otros elementos artísticos, como una cadena de resina del diseñador Raúl de la Cerda, y una escultura del artista oaxaqueño Fernando Andriacci.
El mobiliario y accesorios fueron también parte importante de la propuesta visual, muebles de Alfonso Marina, fabricados en aluminio negro, redefinen la experiencia en el espacio del comedor, con cojines decorativos de telas Alhambra, así como los dos sillones Mad Queen de Poliform blancos o la mesa compuesta por distintas maderas, diseñada por Esrawe, localizada en el área de convivencia, que, en conjunto, logran un efecto de atemporalidad en el espacio. La mesa de centro de la sala principal tiene una pintura automotiva en un color beige grisáceo, parecido al tono del tapete, sin embargo, el tono de la mesa es un poco metalizado, y se intervino con accesorios que pudieran otorgar un carácter distinto para poder resaltarla.
Sin duda alguna, el juego de texturas es un punto clave en el diseño rico en detalles de este proyecto; su interiorismo buscó resaltar colores iguales, pero combinando distintas texturas y relieves que reflejaran la luz, el brillo, y que crean distintos matices. Visualmente sobrepuesto al lambrín de mármol negro, se encuentran dos lámparas Estela de EWE Studio, estas piezas son talladas a mano, con un exterior pulido, pero el contraste se da al interior, ya que, al ser encendidas, se aprecia una talla rugosa y de aspecto natural.
“Me encantan los elementos sorpresa, me gusta que se vaya descubriendo el espacio en capas, en donde cada capa está llena de detalles y permite una lectura distinta a la que tienes al apreciar el espacio como un todo”. Claudia Ornelas, interiorista y directora de Claudia Ornelas Interiorismo.
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- Claudia Ornelas Interiorismo