Queremos proclamar desde estas páginas nuestro deseo de publicar más proyectos realizados en España, un anhelo que no siempre podemos cumplir. Reivindicación aparte, descubrimos como usuarios la parada Sergio Cardell en la línea 4 del tranvía de Alicante, obra del estudio Subarquitectura. Se trata de una estación al aire libre, inesperada en el paisaje urbano en el que se integra. En el centro de una glorieta, la parada consigue robarle protagonismo y terreno al tráfico rodado. De repente, el diseño descubre una isla en medio de una avenida. Para llegar, los caminos que se integran en el paisajismo circundante se dividen en combinaciones fractales: existen treinta y dos posibilidades de alcanzar el andén. Este entramado de senderos de hormigón permite salvar los árboles existentes y evita el deterioro de las zonas verdes ima-ginando los desvíos caprichosos de los usuarios.
En la parada ya, observamos dos paralelepípedos como suspendidos en el aire, gracias a unas columnas finísimas que se vuelven invisi-bles en las fotografías. La longitud de estos volúmenes corresponde a la del tren. Se trata de dos estructuras vacías a pocos metros sobre los viajeros. El elemento novedoso son los agujeros de distintos tamaños que dan identidad a los dos rectángulos. Con sus diámetros aleatorios, crean un dibujo sorprendente en contraste con los ángulos rectos. De día, esos huecos propician que se generen corrientes de aire fresco, así como una menor resistencia al viento y un amplio espacio de sombra. De noche, se convierten en lámparas gigantes que dejan traspasar la luz por sus oquedades.
Probablemente estemos ante uno de los mejores ejercicios de obra pública hecha en nuestro país en los últimos años. No en vano, la parada fue galardonada con el premio de Arquitectura Joven en la IX Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo de 2007, el mismo año de su inauguración.
