Un túnel del tiempo, de acero transparente y con espejos, irrumpe en la mítica calle de Yuyuan en Shanghái. Se trata del proyecto efímero realizado por el estudio chino de arquitectura Nax Architects para la firma de cosmética natural Cosmetea. El resultado es una tienda pop up que sorprende a los transeúntes y posiciona a la marca en un nivel superior.
Las ventajas de una tienda pop up
No hay duda de que las tiendas pop up —comercios físicos temporales— han cobrado mucha fuerza en la última década. Desde su origen en 1999 en California, la idea ha ido captando cada vez más seguidores, y actualmente es difícil encontrar una gran empresa que no se haya sumado a este ejercicio.
Las ventajas de trabajar de manera puntual en esta clase de arquitectura efímera son varias. En primer lugar, su carácter festivo anima al consumidor a la compra: configurar una atmósfera con música, colores y nuevas colecciones siempre es un rasgo atractivo. En segundo, la fugacidad de la acción: si el cliente es conocedor de la dinámica, sabe que ese producto especial no es ilimitado y las decisiones de adquirirlo son más rápidas. Por último, la marca ofrece una experiencia novedosa y fresca: los establecimientos pop up son un show y el público sus espectadores.
Un túnel del tiempo para la cosmética natural
En esta ocasión, Cosmetea—una firma china de cremas hechas a base de té— propone salir de la rutina, y ubica en una calle muy concurrida de Shanghái un túnel de 9 m2 mostrando algunos de sus artículos. Para hacerlo, Nax Architects ha tomado como motivación el efecto que busca el sector cosmético: envejecer más lentamente con la ayuda de pomadas y lociones. Es así como el estudio traslada ese concepto de “pausar el tiempo” a esa cápsula cilíndrica donde parece que todo queda congelado.
La ejecución, una mezcla entre la tienda The Webster de David Adjaye y los puntos de venta de la asiática vanguardista Harmay, empieza por una entrada circular enmarcada en un cuadro de acero. La continúan hacia dentro unos espejos y metacrilatos sobre fondo rosa, que aportan amplitud y profundidad a pesar de sus dimensiones.
El packaging de Cosmetea se sitúa armónicamente sobre las baldas laterales desde la parte más baja hasta casi el techo, ahondando en la repetición y jugando con divisiones cromáticas. Aprovechar el espacio es fundamental en estos casos, y es por eso que las baldosas del suelo, también transparentes, protegen otros botes de exposición.
Las sorpresas de las tiendas pop up
Hallar pequeñas sorpresas por las calles de las ciudades es siempre algo positivo. Las tiendas pop up son una ilusión y un foco de oportunidades en medio del bullicio que inunda los paseos de los transeúntes.
Sentir tan cerca este tipo de vivencias donde todo podría ser posible nos hace confiar en las firmas. Cajas de zapatos gigantes que se convierten en tiendas por unos días, como han planteado Adidas o Nike, un invernadero de Hunter en Grand Central Station, cabinas de tren rojas de Valentino o túneles del tiempo en Shanghái crean en nosotros nuevas y buenas sensaciones.
Una tienda física que se establece en un lugar estratégico de forma temporal.
Junto a Nax Architects, ha plasmado una arquitectura efímera en una de las calles más transitadas de Shanghái para dar a conocer su producto de cosmética natural y posicionarlo en un nivel superior.
Porque potencia el posicionamiento y el estatus de la marca, además de crear conexiones emocionales con los consumidores.