Formas geométricas rectilíneas, monocromatismo, austeridad y repetición. Bajo estos preceptos el minimalismo ha forjado sus propuestas, nunca de forma cohesionada o estricta, pues a esta corriente artística, surgida en Estados Unidos en los años sesenta, le antecedieron otras muy diversas, como el neoconstructivismo, el suprematismo, la abstracción, el dadaísmo, De Stijil y su propuesta de la integración total del arte, o la Bauhaus con su innovadora manera de ver el diseño y la arquitectura incorporándola en la vida cotidiana. La propuesta de los históricos del minimal art era romper con los cánones europeos, pero, como era inevitable, se fueron creando puentes, tejiendo influencias geográficas y estéticas. Es con base a esta heterodoxa perspectiva que se presenta esta exposición de la Fundación Helga de Alvear, en Cáceres, comisariada por José María Viñuela.
El paseo por el minimal art está compuesto por 61 obras de la colección, de 41 artistas y de la que constan desde creadores americanos esenciales de esta corriente; europeos que se sumaron a los ideales del arte como objeto en sí mismo, y de otros nombres que también bebieron de sus fuentes como el inglés Anish Kapoor, el español Oteiza, o los fotógrafos Edward Ruscha- una serie de aparcamientos-, Jeff Wall y Günther Förg.
De los históricos del minimalismo hay tres trabajos de Donald Judd, dos piezas de pared y una mesa de madera contrachapada con sus correspondientes sillas donde destaca el énfasis que el artista da a la tridimensionalidad. Dan Flavin está representado por tres trabajos elaborados por tubos fluorescentes enfatizando la importancia del volumen, y Carl Andre, por una serie lingotes de aluminio dispuestos horizontalmente sobre el suelo. Ad Reinhardt, considerado por muchos como el precursor de la corriente minimalista también está en la muestra con un lienzo de 1950.
Fuera de las fronteras americanas, los artistas alemanes son los más preponderantes de esta exposición. Entre ellos están Hanne Darboven y Charlotte Posenenske, las más representativas del minimalismo germano, cuyas obras están marcadas por la repetición. Entre las obras que antecedieron la corriente, está El homenaje al cuadrado (1963), de Josef Albers, artista procedente de la Bauhaus y el más veterano de esta muestra.
También forman parte de la perspectiva esencial artistas de otras latitudes, como la japonesa Yayoi Kusama, la brasileña Lygia Clark o la cubana Carmen Herrera.
La colección Helga de Alvear está compuesta por cerca de 3.000 obras. Entre sus últimas adquisiciones están la primera serie de Los Caprichos de Goya y la obra Descending Light de Ai Weiwei. Esta última será destinada al nuevo edificio de la fundación, una ampliación a cargo del arquitecto Tuñón, cuya inauguración está prevista para dentro de un año.
