El arte digital ha encontrado su hábitat: Load Gallery. Un nuevo concepto de galería que convierte en pulsos de luz, emoción y algoritmo las obras de sus artistas. Su fundador, Alex Simorré, ha propuesto un nuevo lenguaje expositivo donde la tecnología no sustituye al arte, sino que lo sublima.
La transformación de un espacio expositivo
“El arte digital (…) abre la puerta a expresiones artísticas sin precedentes, llegando a un público más amplio y transmitiendo mensajes, emociones y sentimientos de una forma innovadora.” Esta frase de Alex Simorré podría ser considerada un manifiesto de alguien que ha encontrado en la tecnología un lenguaje nuevo y revolucionario. Y desde Load Gallery —el proyecto que fundó en Barcelona hace dos años—, Simorré ha explorado justamente eso: la dimensión sensible de los datos, la materialidad de la luz, el cuerpo que reacciona ante la obra.

Una trayectoria —por ahora breve— que ha revolucionado desde el primer momento la relación del espectador con el arte digital, los artistas y la exhibición de esta tipología creativa, así como la manera de vincularse con el mundo del coleccionismo. De hecho, de sus palabras cabe resaltar la energía, la curiosidad y la perseverancia de quien está convencido de la magnitud de lo que se trae entre manos.


En los albores de Load Gallery
Load Gallery no surgió de la nada: está sustentada en un recorrido formativo y laboral ligado durante años al sector tecnológico. A la edad de 18, Simorré comenzó a desarrollar trabajos relacionados con productos de sonido, iluminación y vídeo para una empresa. Y, tras este periodo, fundó Artbox en 2012: una compañía especializada en pantallas led, dentro de la que lanzó una división dedicada a contenido y software, Artbox Systems.

Fue durante este proceso cuando, interesado en el campo artístico —especialmente el virtual—, se topó con creadores cuyas excepcionales obras digitales no eran presentadas de la forma más adecuada, limitando así su impacto final. Todo esto lo llevó a la conceptualización de un espacio expositivo dinámico, experimental, híbrido, donde este tipo de piezas y experiencias pudieran —en sus palabras— “brillar y trascender lo común”. Algo que, finalmente, se materializó en este lugar paradigmático.

Un espacio para lo imposible del arte digital
Load Gallery es, ante todo, un laboratorio. Un sitio donde los artistas están invitados a la locura, a pensar en grande, sin miedo ni restricciones creativas. Simorré lo tiene claro: busca que los visitantes viajen, se despojen de prejuicios y hallen en este entorno algo inesperado que los conecte interactuando con las creaciones. Para lograrlo, ha utilizado pantallas led personalizadas que se acompañan de un sistema de sonido potente, permitiendo que las obras —dinámicas y vivas— puedan mutar en tiempo real. Un gesto que fomenta experiencias multidimensionales con NFTs, videoarte, arte generativo, etc. Uno de los múltiples ejemplos lo vemos en Fine Print: una pieza íntima y rotunda de Ana María Caballero que expone la vulnerabilidad como acto de resistencia.


Asimismo, la galería tiene en cuenta a profesionales con proyectos coherentes, pensados y bien presentados, donde lo físico y lo digital se unan en una narrativa con historia. En este entorno único, Simorré quiere que estos aprovechen todo el potencial disponible para que originar, exhibir y relacionarse con coleccionistas e instituciones. Por eso dispone de hardware y software propios, con los que gestiona las exposiciones y el vínculo entre artistas, espectadores y compradores; y con los que usa tecnología blockchain para facilitar el pago de comisiones, donaciones, etc. Y, en todo este proceso, la IA tiene un papel destacado siempre de la mano del ser humano.

Este año se presenta especialmente ambicioso para Load Gallery: seis muestras individuales y dos colectivas ya agendadas. De algunas ya conocemos nombres: Shirin Abedinirad, Le Fawnhawk y Quayola; además también se observan colaboraciones con centros de arte, intervenciones artísticas, etc. A más largo plazo, Alex Simorré ya habla de la expansión de su proyecto a sedes en Nueva York, Los Ángeles, Miami, Londres o París. Sin duda, un viaje apasionante hacia lo desconocido, donde Load Gallery ya parece ocupar una posición destacada para abrir mentes, dar pie a conceptos emergentes y fomentar nuevas herramientas para alterar la relación entre los factores que participan del acto artístico.