Pich Aguilera y 2BMFG arquitectes han acometido la ampliación del Hospital Sant Pau en Barcelona, con un edificio dedicado a la investigación y envuelto por una gran envolvente cerámica firmada por la empresa Faveker.
La historia arquitectónica del Hospital de Sant Pau
El hospital de Sant Pau en Barcelona es un buen ejemplo de cómo la arquitectura tiene en común con la vida esa convivencia con lo que permanece y se transforma. Referente del gótico civil catalán, su planta se plantea a partir de la unión de los seis hospitales que había allá por el siglo XIII. Sin embargo, no sería hasta finales del siglo XIX cuando cobraría una relevancia notoria en el patrimonio de la ciudad condal. De la mano del progreso industrial de Cataluña, la asistencia sanitaria dio un salto considerable hacia la medicina científica, incorporando los principios higienistas que propiciaron la decisión de reformular el conjunto adosándole un nuevo apéndice.
Sería Lluís Domènech i Montaner en 1903 quién acometió su última ampliación hasta la fecha, levantando una de las construcciones civiles más icónicas del modernismo catalán, que le valió, en 1997, la declaración de Patrimonio Mundial por la UNESCO por su singularidad estructural y belleza artística. Ahora, más de un siglo después, en su recinto ha germinado una nueva intervención, esta vez de la mano de Pich Aguilera Arquitectes en colaboración con 2BMFG Arquitectos. Se trata de un edificio de mediana escala que se mimetiza con los pabellones modernistas preexistentes y acoge las funciones de un pequeño instituto de investigación.
Un homenaje a la cerámica modernista de Domènech i Montaner
Además de completar y dotar de contemporaneidad al conjunto hospitalario, en el proyecto de Pich Aguilera y 2BMFG es notorio un segundo vector de intereses, más vinculado a la expresividad material de las técnicas constructivas arraigadas a la tradición catalana del barro cocido. Aquí el reto ha sido vestir con una piel de tejas cerámicas el volumen, mejorando las condiciones de eficiencia energética del complejo. Aquello que en los primeros bocetos aparecía como una forma visible se interiorizó, contaminando el armazón conceptual como si hubiera resbalado por la cubierta y la fachada. Una propuesta industrializada que consiste en 45 000 piezas cerámicas fabricadas por Faveker, extruidas, montadas en seco y compuestas a lo largo y ancho de un mallazo de acero trenzado que las confina y las rigidiza.
El corazón de este trabajo se encuentra en la búsqueda de un revestimiento capaz de disolver distintas inquietudes: hacer ambigua la escala —desdibujando la división entre la diferentes plantas—; permitir la ventilación en la parte frontal, dejar entrar la luz tamizada, disimular las instalaciones tras el muro cortina, eludir las vistas desde fuera al interior y, al tiempo, poder observar desde ese interior las obras modernistas de Domènech i Montaner, forzando la ambigüedad entre una estructura reticular y una muraría.
En definitiva, todas estas características dan fe de esta empeñada voluntad de reducción y atomización del espacio en la envolvente. La consecuencia ha sido el incremento de los vínculos entre los distintos estilos presentes en el hospital a partir de un tapiz de teselas escamadas con los colores de las cúpulas modernistas. Un sistema expresivo, hecho el engranaje y el ensamblaje de las piezas cerámicas con la pátina histórica que arbola toda la edificación.
Faveker: orden, detalle y eficiencia energética
De un modo involuntario, la labor adquiere un perfil nítido: el de un conjunto de reglas precisas que compone un damero cerámico en el que aparecen, simultáneamente, el orden y la libertad. Y al cruzarse la presencia de lo igual y lo diferente con las restricciones del patrimonio, surge un nuevo interrogante: ¿Qué contenido o qué capacidad creativa puede llegar a tener ese orden?
En este caso, la respuesta viene de la mano de la técnica y de la tecnología puesta en práctica. Es decir, de cómo se ha resuelto aquello que envuelve al inmueble.
Si uno va al detalle, se da cuenta de que las rasillas de las fachadas orientadas al sur —a pesar de parecer planas— dibujan un pequeño pliegue geométrico a modo de alero para proteger al edificio de la radiación solar; mientras que, las que se hallan en orientaciones donde el sol incide tangencialmente, este se muestra lateral. Estas formas hacen que, desde algunos puntos de vista, la policromía del mosaico interior aparezca en el exterior. Júzguenlo ustedes, pero pareciera que la belleza más intensa vive en el detalle: allí donde la arquitectura conjuga orden y libertad, historia y contemporaneidad.
Es una empresa fabricante de sistemas de fachadas ventiladas cerámicas por extrusión, con aplicación tanto en rehabilitación, obra nueva y proyectos singulares.
Una rica y sofisticada decoración. El gusto por las formas orgánicas inspiradas en la naturaleza como motivos decorativos. Introducción de nuevos materiales como las vidrieras, el hierro forjado y la cerámica.