Tectonic House. El deconstructivismo de Coop Himmelblau se instaura en Venice Beach

Tectonic House: ecos de deconstructivismo

Tras la década de los ochenta, el deconstructivismo arquitectónico extendió sus formas fracturadas como una enfermedad estilística. La intención deliberada de inquietar con inclinaciones o maravillar con equilibrios frágiles dio pie a una sucesión de construcciones atormentadas, como las de Peter Eisenman en Tokio o en Madrid, los incendios fríos de Coop Himmelblau y Enric Miralles en Dresde o Takaoka, los accidentes ferroviarios de Daniel Libeskind y Zaha Hadid en Berlín, Osnabrück o Viena y las voladuras de inmuebles o las colisiones náuticas de Frank Gehry en Düsseldorf o Bilbao. Todas ellas presentaban un paisaje de excitación expresiva que, pese a todo, aún a día de hoy parece no haberse agotado.

En esa trayectoria se inscribe la última obra del estudio vienés Coop Himmelblau: Tectonic House, su primer encargo realizado en la Costa Oeste estadounidense. Se trata de un proyecto residencial privado de baja densidad que se mimetiza con la orografía costera californiana, entre el animado Abbott Kinney Boulevard y la playa de Venice Beach. Su planta se dispersa en tres niveles de altura acogiendo cuatro dormitorios, tres baños y dos torres de estructura de acero que, unidas por un puente superior y envueltas por una piel de acero corrugado, abrigan las estancias comunes de la vivienda.

La arquitectura intempestiva de Coop Himmelblau

No tiene sentido hablar de perversión espacial ni de exceso. La cimentación de la casa es teatral, incluso, por la deliberada fragilidad de los materiales y el descuido en lo tectónico. Su geometría parece haber sido concebida con los ojos cerrados y con la mano bajo el traqueteo de un sismógrafo. La residencia —de cuerpo oblicuo y cubierta abovedada con entrevigado de madera— tiene aproximadamente 800 m² y su entrada se origina por el recorrido que describe la singular escalinata. Lo importante de su jerarquía no está en los detalles, sino en los rayos del sol y los claroscuros de penumbra que van cincelando sus lucernarios: la luminosidad y la oscuridad, la altura y la anchura, la blancura y la bóveda, la vista y el aire. Esos son los verdaderos componentes con los que se erige Tectonic House.

Las corrientes de los vientos californianos se trasladan a la estética de la edificación mediante el volumen de la torre vertical única. Esta funciona como una chimenea, por lo que aspira el aire desde su base para luego ventilar a través del techo abierto. Gracias a ello y por su proximidad al océano, elimina la necesidad de disponer sistemas de refrigeración o de renovación forzada del aire. De la misma manera, el inmueble se sostiene en tres puntos con recursos atirantados y da la sensación de estar levitando sobre la playa de Venice. Su protección se logra por la cubierta de doble acristalamiento, adecuada en el concepto de energía pasiva, y también por la posibilidad de modificación de su posición dependiendo del espectro solar que incide sobre ella en cada momento del día.

La sintaxis de los elementos constructivos es abstracta y cubista. No propone ningún método y tampoco afirma ninguna verdad absoluta: las dislocaciones geométricas, los deslizamientos, las distorsiones en el paralelismo, los maclajes incompletos de sus contornos son expresión de un trabajo que se produce ex novo. Lo que provoca sorpresa es la novedad provisional del austríaco en cada propuesta, la ligereza sutil de sus intenciones y la primacía por la ausencia de la firmita vitruviana: una arquitectura cuyas formas comportan un mensaje intempestivo.

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