El equipo de AIM Architecture ha realizado una rehabilitación sobre un parque industrial para convertirlo en un parque a secas. En Cotton Park, los enormes depósitos de aceite han cambiado su uso al de cafeterías, zonas de ocio y de exposición. ¿Pero qué necesita un parque para ser solo un parque?
AIM Architecture y los nuevos usos de un parque industrial
La ciudad de Changzhou (China) es uno de los motores económicos de la región, y su crecimiento ha provocado que algunas de las infraestructuras más obsoletas tengan que evolucionar hacia otras utilidades. Cada vez es más frecuente ver cómo zonas agrícolas o industriales se convierten en lugares de ocio y esparcimiento; y es que nos hemos acostumbrado a ver una barra de bar en los sitios más insospechados.

AIM architecture quisieron sacar provecho del espacio monumental de unos tanques de aceite en desuso. Los cuatro volúmenes organizaban una parcela alargada en la que los arquitectos decidieron actuar con una estrategia que separaba dos recorridos que apenas se cruzan o se cortan: uno que atraviesa los depósitos, y otro que transcurre paralelamente por el exterior. El primero nos introduce por los usos de cada una de las estructuras, el segundo nos las ofrece a modo de paisaje posindustrial.


¿Es Cotton Park verdaderamente un parque?
El proyecto de Cotton Park pone el énfasis en los interiores; de hecho, encontramos diferentes soluciones espaciales dentro de los contenedores: cafeterías de varias plantas, invernaderos, casas de cristal y un pabellón que se permite la frivolidad de dejar un hueco tan vacío como en la cúpula del Panteón de Agripa. El estudio chino trabaja distintas materialidades para cada área y el recorrido se vuelve heterogéneo y sorprendente.

Vemos, sin embargo, que este esfuerzo no se realiza —o al menos no se muestra— en los exteriores. El diseño del paisaje cuenta con dos secciones de juego y algo de vegetación para arropar a los silos transformados en edificios, pero no parecen suficientes para romper la monotonía de un recorrido recto. El parque resulta algo aburrido en comparación con las actividades que se ofrecen en los pabellones, por lo que el balance de estímulos no está compensado del todo.


Visto así, Cotton Park es un ejercicio de rehabilitación interesante. Los arquitectos han explorado las posibilidades de los tanques con diferentes estrategias, y en ese empeño han sobrepuesto el valor lúdico del emplazamiento al del paisaje colindante. Es difícil entender que el objetivo de un parque no sea este, por lo que quizá tengamos que entender la propuesta de AIM architects de otra forma. Más que como un parque, como un parque de cosas.

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