En el marco del Madrid Design Festival, la firma Sub-Zero & Wolf ha abierto las puertas de su showroom con Top 10 Architect Kitchens. La cocina, de escondida a exhibida. Disponible hasta el 13 de marzo, la exposición comisariada por Juli Capella explora la evolución de este espacio a través del imaginario de diez grandes arquitectos de los siglos XX y XXI.
Sub-Zero & Wolf nos enseña la metamorfosis de la cocina
Durante mucho tiempo, la cocina fue un secreto: se percibía como un espacio antiestético que debía ser escondido. Creaciones innovadoras como la Frankfurt Kitchende Margarete Schütte-Lihotzky, los electrodomésticos o la distribución americana fueron pioneras en revelar este lugar oculto. Poco a poco, el binomio diseño-arquitectura —y su capacidad para metamorfosear aquello que toca— ha ido desvaneciendo por completo la neblina que la bañaba, confiriéndole un papel relevante y transformándola en la joya doméstica del siglo XXI.

“A día de hoy, la cocina se convierte en un pequeño laboratorio equipado con un sofisticado conglomerado tecnológico. En ella se ensaya la llegada de nuevos materiales y el potencial de la iluminación led. Es el espacio de la casa que requiere mayor inversión y, a la vez, donde se expresa el estatus de cada hogar”, afirma Juli Capella, comisario de Top 10 Architect Kitchens. La cocina, de escondida a exhibida. La muestra de Sub-Zero & Wolf, acogida dentro del contexto del Madrid Design Festival, nos invita a reflexionar sobre su evolución y su impacto en nuestra manera de habitar el entorno doméstico.


El recorrido de Juli Capella por las cocinas top de los siglos XX y XXI
Tres maestros: Gaudí, Frank Lloyd Wright y Mies van der Rohe
Por medio de imágenes, planos y análisis de viviendas icónicas, la exposición enumera las cocinas líderes o paradigmáticas, evidenciando el carácter influyente de la arquitectura en la concepción del hogar actual. El primero de la lista no podía ser otro que Gaudí, quien en la Casa Milà situó esta estancia en el centro, dividiéndola en dos partes: una para la cocción y otra anexa, donde acabar las preparaciones y pasarlas al comedor. Siguiendo el itinerario, nos topamos con el americano Frank Lloyd Wright, que colocó para su Casa de la Cascada una pequeña cocina de acceso independiente en el extremo oeste de la primera planta, conectándola en un gesto funcional con la zona para el servicio y la bodega inferior. Y, en esta línea racional, es categórica la mención a Mies van der Rohe, que presentó un minimalismo práctico en la Casa Farnsworth. Frente a una fachada de vidrio, puso en un único mueble blanco y longitudinal el área destinada a lo culinario.

Dos mentes y una estancia
No obstante, la verdadera revolución habitacional se hallaba en La Unité d’Habitation de Le Corbusier y Charlotte Perriand. Su cocina moderna ya no consistía en un ambiente cerrado, sino que se unió al propio comedor, quedando abierta a otras actividades. A su vez, Alvar Aalto y Aino Marsio —tejedores de las raíces finlandesas con la modernidad incipiente— manifestaron su experimentación en la Villa Mairea, donde combinaban el uso de galería de arte con residencia, integrando la cocina en la esquina en forma de “L”. Por su parte, el matrimonio Eames la sintetizó —igualmente abierta— con el almacenaje y servicio detrás, embelleciendo lo industrial de su Case Study House nº 8: su domicilio hasta el final de sus días.

La experimentación formal y matérica
Es posible un mundo de consumo en resonancia con nuestro corazón si nos adentramos en el “camino necesario para encontrar dentro del humanismo técnico una poética”.Eso proponía la arquitecta Lina Bo Bardi, que consideraba el problema de la simplificación. Alzó su primera obra, La Casa de Vidrio, sobre un montículo ofreciendo una panorámica paisajística espectacular y ubicó su cocina en “U” justo en la unión de las dos alas de la casa, colmándola de protagonismo. El posmoderno Frank Gehry llevó al límite su lírica expresiva y deconstructivista en la Casa Gehry, un pequeño bungaló cuya cocina se hallaba bajo un lucernario cúbico de cristal —haciendo irónica alusión al cubismo— y dispuso el suelo asfaltado, como si fuese un camino exterior.

Con el francés Jean Nouvel atendemos a la búsqueda de una nueva materialidad. Ideó el proyecto Corian Nouvel Lumières: una escenografía que consistía en la aplicación monomatérica del Corian Ice White translúcido, una retroiluminación hasta la fecha inédita en las cocinas. Y terminamos el recorrido con Zaha Hadid, quien integró luz, tecnología interactiva, pantallas táctiles e instalación musical en su proyecto Z.Island. Una instalación experimental con base Corian —usualmente usado en sus diseños— que posee una isla de cocción, otra de aguas y módulos electrodomésticos de almacenamiento y frío.

Frank Lloyd Wright y su relación con Sub-Zero & Wolf
Retomando el modo modular de enfriado de Zaha Haid, resulta espontáneo narrar el vínculo de Sub-Zero & Wolf con Frank Lloyd Wright, pues fue lo gélido lo que unió sus destinos. La exposición subraya esta colaboración histórica en la que Wright integró soluciones pioneras de enfriamiento en sus proyectos gracias al asesoramiento de Westye F. Bakke, fundador de Sub-Zero. Y, en este sentido, se resalta la cuna de la firma: en 1943 Bakke creó el frigorífico eléctrico y, dos años más tarde, la empresa, siendo precursora en la fabricación de cámaras de refrigeración in situ y sistemas dobles que diferenciaban zona de nevera y congelación. A lo largo del tiempo, Wright equipó varias de sus construcciones y locales comerciales, confiando en la innovación tecnológica de Sub-Zero, que se ha convertido en un icono de la cocina contemporánea de alta gama.