La combinación entre ABBE y Clap Studio ha dado como resultado un showroom minimalista donde lo floral se enfrenta a lo invernal a través del color y la forma.
La primavera que arde: las fallas
Celebrar la llegada de la primavera en pleno siglo XXI demuestra que el ser humano es propenso a querer darle vida al relato. Hay mucha tradición en torno a la estación florida, más allá de aquella historia sobre Perséfone reuniéndose de nuevo con Deméter tras su tiempo en el inframundo. El contemplativo Hanami Matsuri japonés, el colorido Holi hindú, los famosos huevos de Pascua… y, por supuesto, las Fallas valencianas. El misterio alrededor de esta última se debe en parte a su origen incierto, aunque se dice que sus ninots son parientes lejanos de aquellas piezas de madera que los carpinteros quemaban frente a sus talleres para conmemorar el fin del invierno.
Declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO y considerada uno de los reclamos turísticos más afamados de Valencia, el imaginario y toda la artesanía alrededor de esta festividad pone de manifiesto un entramado creativo de enorme riqueza cultural. Una riqueza entre la que se encuentran los bordados detallista de ABBE: empresa líder en la manufactura de productos artesanales destinados a las falleras y falleros; y es que mirando cualquiera de sus estandartes y bandas, uno entiende que está ante “obras maestras que capturan la esencia de la celebracion”. Quizás por eso era tan imprescindible proyectar este carácter en el interiorismo de su nuevo showroom. Una tarea que ha recaído sobre el tándem de Clap Studio, cuyo minimalismo estético ha sido clave para concretizar un espacio donde la primavera no dejase de brotar en cada esquina.
Una colaboración valenciana entre Clap Studio y ABBE
Lo que hallamos en este ambiente níveo es un invierno a punto de expirar. Un instante donde lo yermo aguarda una transición hacia el florecimiento de la vida. Las superficies de la estancia abrazan el blanco, estando revestidas por mortero artesanal y continuando este estilo monocromático en el mobiliario y en las cortinas perimetrales que moldean la sala. Pero cuando parecía que lo gélido iba a instaurarse por siempre, la atmósfera se ve interrumpida por las instalaciones de flores conservadas de Clap Studio junto al colectivo Amiguis: unos volúmenes compactos y llenos de tonalidades, que representan ese despertar cíclico y vital a modo de pinceladas de color sobre el territorio nevado.
“Lo que representamos en el espacio es un momento concreto, como si hubiéramos congelado el tiempo en el preciso momento en el que la naturaleza despierta de un letargo invernal”, cuenta Ángela Montagud, de Clap Studio. Estos ninots vegetales no arden, sino que se despliegan por distintos puntos del entorno de manera espontánea. Una composición naíf vinculada a un renacer, a un suceso natural lleno de minucioidad que, al igual que ocurre con los bordados de ABBE, termina siendo hermoso de observar en cualquier parte del proceso.
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Clap Studio es un estudio valenciano de diseño con proyección internacional, especializado en crear experiencias inmersivas a través del interiorismo.
