Humberto Campana reaparece en escena tras la pérdida de su hermano Fernando y le homenajea con Atuxuá, un armario realizado en colaboración con æquō, una galería emergente de Mumbai. Hemos hablado con él sobre este nuevo trabajo en que los códigos característicos del estudio brasileño se proyectan sobre el universo de los materiales y las técnicas artesanas de la India.
Una alianza entre æquō y Humberto Campana
Si algo parece inextirpable del trabajo de los hermanos Campana es el arraigo profundo en su entorno urbano y cultural inmediato. Los primeros artistas modernos brasileños, como Tarsila do Amaral y Oswald de Andrade, se veían a sí mismos como antropófagos que debían tragarse la vanguardia europea sin perder su identidad. A Fernando y Humberto les basta pasear por Sao Paulo, impregnarse de lo que ven y contaminar con ello sus objetos para proponerlos al mundo en forma de disrupción tropical y celebratoria. Sometido el estudio a la traumática pérdida de Fernando, el menor de los hermanos, en noviembre de 2022, no puede sino llamar poderosamente la atención que apenas un año después su primera entrega sea una propuesta en colaboración con æquō, flamante galería de Mumbai cuyo programa es enfrentar a grandes figuras internacionales con el vasto legado material y artesanal de la India.
La labor implicaba trabajar con hierba Sabai, una fibra natural originaria del este y nordeste del país, habitualmente usada en cestería, y la cuestión es qué tipo de inmersión cultural realizó Humberto Campana para trasladar sus métodos habituales a ese nuevo contexto. Su respuesta es sorprendente: “La galería nos envió un libro muy completo con una amplia selección de artesanía india. El libro ofrecía ciertas posibilidades y paralelismos con el vocabulario del estudio y abrió conexiones que se traducían bien al contexto indio. También tuvimos suerte porque la directora creativa de æquō, Florence Louisy, fue becaria nuestra hace años, así que ya tenía el ojo afinado y se las arregló para llevar mi pensamiento con precisión a la pieza final”.
Vaya, un libro. Como quien hojea una guía turística antes de un viaje en grupo. No parece una gran inmersión, pero es que la alquimia característica del universo Campana no es cultural en un sentido estrictamente identitario. El catálogo de la muestra afirma que “el proceso creativo de Humberto actúa en un presente perpetuo capturando con destreza momentos fugaces en sus diseños: un contador de historias que transforma objetos ordinarios en piezas extraordinarias”. Cuando le pedimos que nos explique cómo esas piezas extraordinarias se reinsertan, a su vez, en el mundo de los objetos ordinarios nos da la clave: “Los objetos que creamos reciben una segunda piel, un nuevo propósito o significado”. Pone el ejemplo de las plush chairshechas a partir de muñecos de peluche utilizados como ready-mades: “Una vez transformados en una pieza de mobiliario, el material y los colores se transforman en algo inesperado, se desprenden de su intención previa. Supongo que cuando vives durante un tiempo con una de nuestras piezas acabas aceptando esa transformación como algo muy natural, pero la historia que hay detrás de ella siempre estará de algún modo en tu cabeza”.
Atuxuá: un juego de pieles en hierba Sabai
Así que lo que verdaderamente hace aquí Humberto Campana es llevarse la materia india a su terreno, a ese juego de segundas pieles como capas mágicas que re-proponen instantes de realidad. La obra es un armario construido con haces de hierba Sabai meticulosamente tejidos con hilos de metal —semejantes a los que se forman para comercializar la hierba— y montados sobre un entramado de bambú. Esta cubierta vegetal reviste una estructura metálica de base confeccionada en un taller de Jaipur, pero constituye igualmente sus superficies interiores.
Humberto alude a un imaginario compartido “de espiritualidad, rituales y sincretismo religioso que podemos encontrar tanto en India como en Brasil”. Atuxuá, su nombre, se refiere a ciertas máscaras indígenas brasileñas, lo que prueba que la cuestión no es viajar de un contexto cultural a otro, sino llevar a cabo esa migración de los materiales de partida hacia significados nuevos que los devuelven transmutados al mundo terrenal de los objetos de uso. La galería lo presenta en un paisaje herbáceo que exhibe la fibra en bruto. Un contexto imaginario muy del gusto Campana. Al observador atento no se le escapará la similitud con Cabana, otro célebre mueble vegetal e intrigante concebido hace años para Edra; o con el ambiente diseñado para la gran exposición retrospectiva de hace un par de años en el Museo de Arte Contemporáneo de Río de Janeiro, sorteando una vez más la disyuntiva entre el one-off y la producción seriada.
“Sí —nos dice Humberto— el estudio es un espacio de exploración y supongo que puede decirse que es un laboratorio. Afortunadamente estoy en una situación en la que puedo mantenerme ajeno a las etiquetas y crear libremente. A veces un proyecto determinado revela su potencial para ser producido a mayor escala, mientras que, otras, viene ya con un briefing específico en ese sentido. Yo me muevo cómodamente en ambos casos en la medida en que son parte de un proceso creativo. Lo que importa al final es la calidad de los materiales y el mensaje que lleva aparejado la obra y que debe comunicar el ADN Campana”.
Por último, este pequeño salto cualitativo puede leerse también como un sentido homenaje póstumo a la figura del hermano perdido: “Para mí, Fernando ha trascendido desde que murió el año pasado. Ha sido muy duro seguir caminando sin su presencia física, pero como estábamos tan cerca llevo conmigo su pensamiento continuamente, y mi misión es honrarlo en cada proyecto que creamos. Hemos dejado muchas cosas por hacer, pero confío en que tengo los elementos, la experiencia y el equipo para ayudarme a llevarlas a cabo. Atuxuá tiene una conexión muy fuerte con la espiritualidad y la curación, un hilo común con las tradiciones indias y la religión, pero también refleja mi viaje personal para abrazar el ciclo de la vida y elevar la obra que mi hermano y yo empezamos juntos hace cuarenta años”.
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