A veces, los espacios efímeros pueden trascender su función expositiva para convertirse en experiencias sensoriales más tangibles. Eso ocurrió con Aisha, el stand ganador del Primer Premio en Marbella Design Art 2024. Un ambiente diseñado por Paralela Taller Creativo, con reminiscencias que elevaban la tradición artesanal en un encuentro con la vanguardia tecnológica.

Un espacio vitalista en Marbella Design Art
La última celebración de Marbella Design Art nos brindó una selección de espacios que brillaban con luz propia. Y entre ellos estuvo el ganador de la 7º edición: Aisha, un entorno retail con una atmósfera cargada de significado, concebido por Paralela Taller Creativo. ¿Pero qué significa el término Aisha? Procedente del árabe, etimológicamente hace referencia a la vitalidad y la vida; y este arraigo nominal es lo que asemeja tanto este ambiente al de una especie de medina, planteando una reinterpretación libre sobre las raíces constructivas de esta cultura. Incluso la tradición andalusí —heredera directa— hallaba aquí su refugio.


En la materialidad de este showroomefímero se hallaba el germen de su simbolismo, pues no podía considerarse un simple escenario, sino más bien un rito de paso en el que desprenderse del frenesí para hacer sitio a la paz. La geometría de las formas puras fue la apuesta del estudio almeriense para levantar los muros de Ecoclay, donde la rugosidad originaba una textura de luces y sombras, que intensificaba su brillo por las mallas de Cevica. Un laberinto de emociones trasladado a un recorrido que despertaba en el visitante su lado más introspectivo.

Aisha: espacio retail en pleno desierto
Cada detalle en Aisha estaba imbuido de una intención concreta. Por ejemplo, en su cimentación se había empleado una paleta que rendía homenaje a la tierra, tanto en la piedra, la arcilla y los textiles: elementos que evocaban la permanencia. Una imagen que nos devolvía de un modo refinado el recuerdo de esas tiendas bereberes que se erigen en medio de las dunas del desierto. Es por ello que estos componentes no quedaban atrapados en un tratamiento nostálgico, pues se insertaban con matices contemporáneos, advertidos en la convivencia que mantenían con la innovación tecnológica de sistemas como los de Jung o Illusion, o productos como las luminarias de Delta Light y los altavoces de Bang-Olufsen.


La coreografía sutil cincelaba un paisaje arquitectónico que hacía vibrar los bolsos de Labienhecha, las esculturas pétreas de Oman Craft Studio o el icónico asiento Nigiride .annud. El trabajo de Paralela Taller Creativo, como ellos mismos explican, se asentaba sobre un juego de opuestos: “artesanía-tecnología, arraigo-evolución, público-privado, interior-exterior”. Un motivo por el que la singularidad de Aishase esculpía generando zonas de contemplación y otras de tránsito, pero también aperturas, pasajes y miradores internos. La luz, igual que sucede en la edificación mediterránea y del Magreb, proyectaba la riqueza táctil de los acabados. Y el resultado era más que evidente: una propuesta ganadora y vernácula que susurraba, a través de sus muros, la historia de un pasado que no parecía tan remoto.

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