El estudio AIM Architecture es todo un experto en la marca cosmética de retail Harmay. La firma cuenta nuevamente con el grupo para continuar construyendo su sólido y rotundo mensaje. Lo hace esta vez desde el centro comercial Jingronghui, en pleno núcleo de la concurrida ciudad de Chengdu, China.
El boom de la tienda de cosmética
El aumento del consumo cosmético en los últimos dos años está cerca de rozar el pico álgido que vivió a principios de los 2000. Después de un tiempo, parece que todos esos productos que ayudan a mejorar nuestro aspecto vuelven a triunfar radicalmente. Fruto de ello nacen empresas como Harmay. En este caso, la compañía asiática ha sabido posicionarse en el sector, ofreciendo no solo cosmética variada y de calidad, sino también marcas muy exclusivas y difíciles de conseguir. Su éxito reside, además de en su atractiva oferta, en la manera de comunicarla a su público.
AIM Architecture y Harmay: el hilo conductor se mantiene
AIM realiza nuevamente— y por cuarta vez—, la última de las tiendas de Harmay. La atmósfera de misterio y aridez que tanto caracteriza la imagen de este sello es trabajada a la perfección por el estudio de arquitectura desde los inicios. Por eso, contar con el equipo de Shanghái supone un acierto, ya que el hilo conductor se mantiene y respeta fuertemente.
Para esta última en Chengdu, el punto de partida ha sido un poema del siglo VIII del poeta chino Li Bai, de la dinastía Tang, llamado The Difficult Road of Shu, donde el drama está presente en toda la historia. Desde el exterior hasta el interior del local— y pasando por los 625 m² divididos en dos plantas— el impacto poético impregna todo el ambiente, llevándonos inevitablemente a un panorama frío, distante y enigmático.
Una propuesta brutalista
Desde fuera se reconoce una cuadrícula de piedra, en la que se anota elegantemente el nombre de Harmay. Eso sí, el brutalismo firma desde el primer instante y sin descaro todos los rincones del proyecto. Bajo esta peculiaridad, una escalera negra de caracol— casi a modo de escultura— reina conectando los dos niveles. Esta pieza guarda, en algunos de sus cientos de cajones, cremas y botes, generando un interesante contraste entre los tonos claros de los envases y la oscuridad de la estantería.
La iluminación es clave. Blanca y homogénea se cuela por toda la superficie, invitándonos a descubrir el segundo piso: algo menos hierático y más colorido. Por una parte, los artículos se apoyan sobre el mobiliario metálico esperando ser elegidos por el cliente. Por otra, los expositores retroiluminados sostienen cajas simulando la composición de una farmacia, tal y como sucede en las paredes del Spa Aqua Health diseñado por Waterfrom Design. La vegetación que se suma al escenario aporta un toque desenfadado y orgánico.
Es conveniente hacer una distinción al ejercicio que realiza AIM Architecture para Harmay. El estudio otorga al lugar una categoría superior mostrándolo como si estuviéramos en una galería de arte: se destaca el producto dándole una importancia superior con la finalidad de ser contemplado y admirado. Esta lectura consigue subir de nivel el objeto, proporcionando así al espectador un lenguaje que se comienza a explotar en el sector. Estas conexiones entre áreas, códigos y registros se darán próximamente con más frecuencia: las propuestas “del futuro” están cada vez más cerca.
Aquí puedes ver otra tienda de Harmay diseñada por AIM Architecture