La Office for Political Innovation de Andrés Jaque incurre con su acreditada agudeza en el campo del food design. Y lo ha hecho con una propuesta experimental de cocina descarbonizada, basada en la fermentación y entendida como una colaboración entre especies en el Middelheim Museum de Amberes.
La metáfora culinaria y ecológica de Andrés Jaque
El principal desafío que plantea una metáfora es que tanto su emisor como su receptor no se queden colgados de su literalidad. Este recurso se percibe como el canto de las sirenas en la Odisea: adictivas, pegadizas; y más cuanto más brillantes son. Una buena metáfora ilumina el campo sobre el que arroja su luz, pero es esencial desprenderse de su condición adhesiva: mirar a través de ella, pero más allá. Andrés Jaque es un creador brillante que no elude los desafíos ni los riesgos, y esto viene a cuento porque el proyecto más reciente de su Office for Political Innovation (OFFPOLIN) es una metáfora poderosa y bien armada, o sea, altamente magnética.
The Transspecies Kitchen es una instalación —desarrollada en colaboración con la empresa murciana de materiales de construcción M Marble Project, especialista en el trabajo del mármol y la piedra— que vio la luz en la Bienal de Arquitectura de Tallin de 2022, y que ahora se despliega en el bosque adyacente al Museo Middelheim de Amberes. Su estructura se ha constituido con la manipulación de bloques de mármol descartados —se aporta la información de que solo el 30 % de lo extraído en las canteras se usa en la industria, desechando el resto—, dando lugar a una cocina descarbonizada; sin fuego ni fuentes de energía ajenas a los propios ingredientes alimentarios. En las concavidades practicadas en la piedra se distribuyen agua, hongos, vegetales para encurtir, kombucha y kéfir, que se elaboran fundamentalmente por fermentación.
The Transspecies Kitchen: entre la biopolítica y el food design
La cocina —Jaque evita el término cooking y prefiere el de kitchening para denominar estos procesos— se presenta como un acto de colaboración entre organismos vivos, donde se ha excluido el consumo energético por completo. Una “externalización de la digestión como infraestructura donde las políticas de producción de vida son intervenidas por la cocina post-carbono”. La cocina como digestión colectiva, puesto que “cocinar, digerir, crecer y descomponerse son una misma cosa: una alianza entre diferentes formas de vida”.
Activo todo el verano, este proyecto busca interactuar con el medio local como sede de Antwerphagia, “el acto de comer y ser comido por (o como parte de) los ecosistemas de Amberes”, donde los debates sobre la toxicidad de los suelos y el cambio climático copan la conversación política. Lo que Jaque propone es una “sociabilidad molecular”, unas “alianzas transespecies basadas en el cuidado mutuo”; aunque Antwerphagia no elude los conflictos potenciales propios de toda alianza y puede experimentarse como “sabor, olor, intoxicación, euforia, somnolencia, dispepsia, estar puesto, flatulencia, diarrea, acidez, ardor de estómago, intolerancia”.
Hay aquí una reflexión de naturaleza ecopolítica y biopolítica que incurre muy agudamente en el ámbito del food design, pero es imprescindible no perder de vista su naturaleza metafórica. Transspecies Kitchen “desafía la producción de residuos por la industria al recircular y activar el valor material de lo que ha sido previamente descartado”, proclama Jaque al referirse a sus bloques de mármol someramente rectificados. También podría decirse que la parasita, una acción más ambigua que no excluye del todo cierta legitimación. Apliquen la sabiduría de Ulises y permanezcan bien atados al mástil del barco, pero no pierdan ripio de la seducción inspiradora del canto de las sirenas.
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Es un arquitecto, escritor, comisario y fundador de la Oficina de Innovación Política.
