Hasta hace no demasiado tiempo, pensábamos en un centro comercial y lo hacíamos en términos de marcas, oferta, tamaño, cercanía, facilidad de aparcamiento. Pensábamos en el lugar en sí, pero en poco más. Conemoting Market es un centro comercial diseñado precisamente con todo lo que no hemos tenido en cuenta y que se resume en una sola palabra: la experiencia. Este establecimiento, ubicado en la ciudad china de Shenzhen junto a edificios residenciales de la década de los 90, apuesta por un modelo de negocio rompedor y vanguardista que antepone las sensaciones al producto.
Conemoting Market. Centro comercial de Yebin Design
¿Por qué? Porque vivimos en la era digital, más aún si hablamos de un país como China. Y la generación que irrumpe ahora en el consumo y que invierte en moda lo hace desde casa, con un dispositivo móvil. Sabe lo que quiere, la talla que necesita y lo que espera. Por eso, si va presencialmente a una tienda, busca que lo sorprendan. Y si algo hace el centro comercial Conemoting Market es sorprender.
Para llevar a cabo el desarrollo creativo, la firma escogió como ubicación un sótano dentro de un gran mercado, sabiendo que el prestigio del local se construiría en las redes y que la gente acudiría porque lo que se vende es una actitud y un estilo de vida, no solo una prenda. Tal y como nos cuentan los autores del proyecto, Yebin Design: “Conemoting Market es un lugar físico creado para el consumo online, donde se puede liberar el deseo de autoexpresión de la generación joven”.
Conemoting Market
Como ya hicieron en su momento Herzog y de Meuron en el espacio Prada (Tokio) o Frank Gehry para Issey Miyake (Tribeca, Nueva York), el concepto de Yebin Design para Conemoting Market está más cerca de la instalación artística que de una sofisticada tienda de ropa. 580 m2 de formas tan primitivas como futuristas. En ellas se puede ver la escultura de una jirafa que te observa mientras tomas un café en el bar del establecimiento, una blusa colgada de una trompeta o una gran mano roja que te invita a ser parte del entramado interiorista.
Un espacio concebido con un lenguaje narrativo que se construye ―según los arquitectos― sobre palabras como “alegoría, alucinación, dolor, inocencia, blanco, negro y rojo, ambigüedad, advertencia, ciencia ficción, comodidad, clasicismo o deseo.” Sobre todo, esto último: el deseo de vivir una experiencia virtual vs. presencial.
