Quizá en otros tiempos los barrios florecían en torno a los parques. Es una idea romántica, una idealización de la calle como lugar de juegos en peligro de extinción. En los últimos años no hay urbanista que no proyecte alguno en torno a un barrio, y la verdad es que habría que relativizar los éxitos de las zonas verdes de nuestras urbanizaciones. Basta leer a Jane Jacobs para percatarse de la necesidad de medir las necesidades de la ciudadanía para que los jardines urbanos resulten útiles y positivos: “¿Por qué no hay parques donde hay gente ni gente donde hay parques?”, se pregunta en uno de sus ensayos.
Tratando de medir esas necesidades —o simplemente espantados por el intento de hacer uno exclusivo para residentes de un bloque de apartamentos de la bahía de Xinglin, Xiamen, (China)—, el colectivo Devolution se pone a especular con las áreas ajardinadas. Y lo hace construyendo una en la planta 27 de ese mismo edificio, dentro de un piso de 90 m2, con islas de vegetación y senderos que rematan en bancos de ladrillo.
Tang Jiansong, Wang Qi y Yang Lutong son los integrantes de este estudio de arquitectura que trabaja con proyectos que vinculan arte, urbanismo y publicidad. En esta ocasión, se unieron al grupo interdisciplinario SeeekLab —dedicado al diseño de nuevos medios de expresión e interacción— para ofrecer la posibilidad de visitar la instalación en tiempo real a través de dispositivos móviles.
¿Cómo generar jardines que satisfagan el disfrute del tiempo libre, la comunicación comunal, el ocio y la diversión gratuitos utilizando fórmulas urbanísticas de ordenación de la actividad colectiva que devalúan o, sencillamente, desprecian estos valores? El beneficio global del espacio al aire libre no es inherente al propio espacio, y obviarlo genera entornos fracasados que nunca fueron diseñados para el éxito. El parque como red social que plantea Devolution es un proyecto efímero que especula con la privatización de la vida grupal y las relaciones entre el espacio público y el privado en la ciudad moderna.