Con tan sólo seis años como estudio, Färg & Blanche son ya una referencia en el campo del mueble. El sueco Fredrik Färg y la francesa Emma Marga Blanche realizan colecciones y piezas limitadas apostando por una línea ligada a la expresión experimental: coser muebles. Literal. Y en este ejercicio de ensamblaje estético, pero de fuerte voluntad funcional, es donde han encontrado su discurso creativo.
Pareja profesional y personal, Fredrik y Emma tienen su base de operaciones en Södermalm, Estocolmo, en un garaje subterráneo que funciona como taller-laboratorio y como showroom. ¿Qué los distingue? El toque lúdico, la preferencia por las formas orgánicas, el amor por los textiles y esa manera de unir los componentes de su mobiliario: cosiéndolos. Se dice de ellos que “visten las piezas”; piezas que arman como los pequeños puzzles con los que jugamos de niños, y que han conquistado a firmas como BD Barcelona Design, Gärsnäs, Zero o Design House Stockholm.
Fredrik proviene de una familia de artesanos y se formó como ebanista. Estudió diseño de interiores en la Escuela de Diseño HDK, y manualidades en Gotemburgo. Admirador del diseñador británico-turco Hussein Chalayan y el fallecido Alexander McQueen, también tuvo siempre una fuerte inclinación hacia la moda. Por su parte, Emma, de madre artista y profesora de arte, estudió arquitectura interior y diseño en L’Institut Supérieur des Arts Appliqués de París. Ambos han crecido laboralmente juntos y en los dos últimos años se han consagrado con objetos que desafían las posibilidades de la cerámica, la madera y los textiles. En el caso de los dos últimos, a través de lo que ellos han denominado Wood Tailoring: el innovador proceso de ensamblaje que realizan con unas máquinas de coser especiales y que iniciaron con una colección de accesorios: bolsos, portalápices y componentes de escritorio.
ROOM Diseño.- ¿De qué modo han revolucionado la manera de concebir mobiliario?
Emma Blanche.- Llevamos muchos años probando con lo que llamamos la costura extrema para mobiliario, siempre empujando los límites de lo que es posible. Para dar ese paso adelante tuvimos que invertir en una máquina muy cara. Y lo hemos logrado. Esta técnica demuestra que hay una nueva manera de unir materiales de diferente dureza. No sabemos si es revolucionaria, pero hay que reconocer que esta técnica es parte de nuestra identidad y de nuestro ADN.
Más allá de su creación y desarrollo, el valor de este proceso de construcción-confección es el papel de la costura en sí misma, que forma parte del objeto como función y como decoración. Las distintas uniones y trazos de la aguja no solo compactan sus obras, sino que también dan vida a patrones, que adquieren valor estético y que pueden recrearse una y otra vez, según el movimiento que se le imprima al surco del dibujo. “Las puntadas representan un mapa topográfico y generan un patrón orgánico que simula el crecimiento de la madera”, señalan los creadores. Esto, sin duda, requiere mucha habilidad artesanal y la pregunta, en este cruce de industrias, es clara. ¿Quién realiza la manufactura? ¿Un carpintero altamente cualificado, un sastre o una costurera detallista? ¿Participan del mundo de los fab labs y de los makers?
E.B.- Nosotros no integramos ningún fab lab, pero creemos que son espacios muy interesantes que hubiéramos aprovechado mucho cuando salimos de la escuela, hace 10 años. Ahora tenemos un espacio, de 300 m2, con máquinas de diferentes tipos. Primero, investigamos en nuestro taller y luego nos gusta mucho estar en la fábrica, muy cerca de los desarrolladores que tienen el conocimiento específico. Porque una parte importante del proceso es encontrar la combinación correcta de hilos, agujas y ritmo de juego.
Färg & Blanche presentaron su innovadora idea en la Feria de Estocolmo de 2014 como un proyecto conceptual. Detrás había cientos de horas dedicadas a crear prototipos exquisitos que tuvieran un acabado perfecto. Su apuesta era encontrar a un productor que asumiera el paso del trabajo manual y exclusivo a la producción en serie. BD Barcelona aceptó el reto, y así llegó la silla Couture (2016): versión perfeccionada y nacida de una costosa máquina de coser, que luego se ajustó y mejoró haciéndola más resistente.
R.D.- Ambos tienen ambiciones más allá del mobiliario. ¿Qué más les gustaría realizar?
E.B.- Estamos apostando por proyectos de arte y piezas únicas que nos permiten más libertad para crear. Ambos aspectos, el artístico y el lado experimental, son importantes para nosotros y son, además, la base de nuestra colaboración con las empresas. Queremos ser parte del futuro, conservando viva la tradición del conocimiento artesanal, pero combinándolo con la alta tecnología. Y esto como punto de partida porque también nos interesa la moda y el interiorismo.
R.D.- ¿Y qué habéis pensado en el ámbito de la moda?
E.B.- Estamos fascinados con el textil y con todo lo que puede hacerse con él. Sobre todo con la fibra, un elemento que no es sólo una superficie, sino que puede ser parte de la construcción: podemos doblarla, darle forma, colorearla… Cuanto más sabemos acerca de los textiles más nos gusta trabajar con ellos. Miramos mucho lo que pasa en el campo de la moda, cómo se confecciona la ropa, la artesanía y el entorno que la rodea. En realidad Fredrik, cuando tenía 20 años, dudó entre ser diseñador o sastre.
Färg & Blanche están decididos a no quedarse quietos. La búsqueda de nuevos procesos de producción se ha convertido en su motor para lograr objetos visualmente atractivos, confortables, duraderos y realizados con la dedicación y el cuidado de quien ama y respeta el oficio: algo que forma parte de la tradición del diseño nórdico, y que ellos llevan un paso más allá. Atraídos por desarrollos innovadores como le ocurre al sueco-chileno Antón Álvarez, Fredrik y Emma experimentan sin pudor y mantienen una actitud que llaman “un viaje artesanal para nadar contra corriente”. Es lo que les gusta hacer. Y lo hacen bien. Y si no, disfruten del corto Longing To Fly / Longing To Fall en colaboración con la arquitecta y músico Erika Janunger: una creación donde mobiliario, danza y melodía construyen una compacta narración visual. Un ejercicio estético cercano a esa idea utópica del arte total y que nos sirve para entender cómo este dúo creativo tiene una visión abiertamente moderna de su contexto y su época.
