Working promisse. Las mutaciones del trabajo
Hace ya 20 años que la ciudad francesa de Saint Etienne puso en marcha su Bienal Internacional de diseño. Después de dos décadas, en su décima edición la línea narrativa del evento ha sido la relación entre tecnología y espacios de trabajo. Una investigación sobre cómo la cultura digital está modificando los hábitos y las áreas de trabajo y cómo está propiciando, además, la aparición de nuevos perfiles laborales. Un cambio de paradigma cuyas consecuencias han sido cuestionadas en esta Bienal: desde planteamientos optimismo hasta los enfoques más desoladores en una sucesión de exposiciones y ponencias donde el diseño se convierte en el punto de mira sobre el que se va a construir este nuevo futuro.
Adiós a frases épicas como “el trabajo ennoblece” o “el trabajo nos hará libre”. Adiós a ese concepto romántico del trabajo como forma de realización personal. Ahí fuera acecha un futuro hipercambiante sobre el que los distingos comisarios de la Bienal han querido poner orden y marcar unas pautas. El trabajo deja de ser un espacio de encuentro y producción para convertirse en un polo de deshumanización globalizada, donde el beneficio es el centro del mundo y donde las visiones de Fritz Lang en Metrópolis cobran las dimensiones de una entropía devastadora y absoluta.
Muestras como Cut & Care, Si automatique? Design matrice o Best of des metières profundizan en un análisis donde se abren nuevos horizontes. Peo de toda las exposiciones, tal vez la más extrema sea Working Death: una mirada apocalíptica a través de sus cinco ambientes de trabajo que según el arquitecto y autor del espacio expositivo recuerdan a tempos, mausoleos o incluso cementerios. En fin. El algoritmo frente a la vida. El algoritmo más allá de la vida.
