PAC (Plataforma de Arte contemporáneo)
La primera exposición individual en Madrid de Javier Navarro – El Dios de los Tres (Almería – 1986) supone la culminación de un extenso proceso creativo, temporal y experiencial en el que confluyen todas las inquietudes del artista y conforman con rotundidad su personal universo visual.
Partiendo de la línea como manifiesto, como herramienta discursiva, el trazo delimita, contiene y describe el objeto y su significación. Cada una de las disciplinas practicadas por el artista han contribuido a definir la particularidad de su obra. Así por ejemplo su trabajo mural aporta una concepción monumental, casi basáltica, de la composición; las experiencias con patrones, una ocupación orgánica y obsesiva del espacio.
Su trabajo como diseñador gráfico ha proporcionado las claves para llevar el remix, el corta y pega, a un terreno físico de manera única. El collage, a diferencia de otras propuestas basadas en la reutilización de materiales ajenos, encontrados, se efectúa sobre trabajos propios. Material original que es reinterpretado, recalificado.
Desde este lugar sincrético, la multiplicidad de referencias nos transporta al barroco más profundo. Rozando el exceso y el kitch, estallado de un colorido propio de la mas intensa tradición mesoamericana, las cartelas devienen urbanas e inmediatas, los sagrados corazones se hacen carne y piel y lo simbólico se torna literal.
El dios de los tres proporciona al artista la capacidad de convertirse en chamán, equilibrador de los opuestos, mediador entre eros y thanatos, entre lo lúdico y lo transcendente, actúa como intermediario entre el hombre y las fuerzas de la naturaleza, misteriosa y terrible.
El animismo patente que puebla sus composiciones nos acerca a las culturas indias pero también a las nórdicas, en las que las criaturas del bosque actúan como catalizadores o vehículos espirituales. Los ritos tribales nos conectan con el instinto primario en un mundo en el que la ciudad ha impuesto otras reglas convirtiendo al hombre en un ser perdido e indefenso que movido por el amor y el desamor, el deseo y el rechazo, el miedo y la culpa… trata incesantemente de encontrar su lugar.
El dios salvaje es el dios de lo contemporáneo que reivindica la capacidad regeneradora de la belleza y nos recuerda que nuestro tiempo aquí es lo suficientemente limitado como para desperdiciarlo.
