La pintura tiene una importancia poco relevante en el panorama artístico actual, relegada a unos discursos y métodos anquilosados. Sin embargo, siempre hay espacio para cierta sorpresa. En la galería Paola Alonso podemos encontrar los últimos días de la exposición de Nebojsa Despotovic. Con una estética que enlaza con las corrientes del expresionismo alemán, cierto patetismo decadente y una paleta fría, oscura y punzante, este pintor empasta la tela con una impronta dura y agresiva al tiempo que suave y dúctil.
En Piel fría, título perfecto con el que definir lo que entre las paredes de esta galería podemos encontramos, los diferentes personajes que nos platea el artista destacan por su aspecto sombrío, inhumano e incluso fantasmagórico. Miradas desafiantes, que en el caso de sus retratos infantiles alcanzan un grado de intimidación. “Creo que el espectador reconoce en estas atmósferas una parte de nuestra incapacidad de ser completamente felices, existiendo siempre una especie de peligro”, comenta el autor.
Serbio de nacimiento, estudió Bellas Artes en Venecia donde consiguió una residencia en la Fondazione Bevilacqua La Masa de Venecia, siendo invitado a participar en la 54 Bienal de Venecia en la sección Arsenale dedicada a las Academias. En su corta carrera ya ha conseguido premios como el Euromobil menores de 30 años en Arte Fiera de Bolonia y el Premio Joven Artista Mango en SWAB Barcelona. Cuenta que muchos de sus referentes pictóricos son grandes clásicos españoles y holandeses, de los que destaca Goya o Velázquez. Sus obras tienen también un aspecto cinematográfico. “Me apasiona el cine y muchas de mis obras están inspiradas directamente en la atmosfera de grandes películas. Obviamente mi fuente primaria de inspiración es la historia del arte. No niego de igual modo que muchos pintores contemporáneos hayan influido en mi trabajo y uno de estos sea seguramente Marlene Duma”.
Hoy miércoles se clausura esta muestra que nos permite descubrir el particular y sombrío mundo en el que Nebojsa Despotovic desenvuelve su pintura. Una buena oportunidad de ver que de algún modo la pintura sigue teniendo pulso.
