El Multikino Zlote Tarasy se encuentra ubicado en un centro comercial, como no podía ser actualmente de otro modo, aunque sin renunciar a la pompa de antaño.
En sus comienzos, a finales del siglo XIX y principios del XX, el séptimo arte se proyectaba en teatros como si fuera un espectáculo más de variétés. En su época de esplendor, sin embargo, disfrutó de auditorios cuya magnificencia copiaba a los de la ópera. Pero la industria tuvo que luchar con la pequeña pantalla y de unos años a esta parte los cines se han ido haciendo más funcionales, adaptándose al consumo en pequeñas multisalas. La excepción nos llega del Este, de Varsovia en particular. El Multikino Zlote Tarasy se encuentra ubicado en un centro comercial, como no podía ser actualmente de otro modo, aunque sin renunciar a la pompa de antaño.
El autor del proyecto, el polaco Robert Majkut, ha ideado distintos ambientes, para que este multiespacio no sólo sea una sala de proyección con barra adyacente de palomitas y bebidas calóricas. El espectáculo lo vemos en la principal sala de proyecciones: con más de 700 butacas y una moderna lámpara de araña con tecnología LED. Pero también en las tres plantas con sus distintos ambientes VIP. Uno de ellos, el Velvet Bar, está ideado como el foyer de una ópera: tapizado de morado, espejos y piedras con sillones de cuero de un solo color, todo ello realzado por una iluminación suntuosa en un espacio que admite también actuaciones musicales. En contraposición, la otra zona VIP renuncia al boato teatral en favor de una iluminación constituida por un gran ventanal en el techo, que imita la claridad diurna. El 35 mm Music Club consta de una cabina para dj, bar y restaurante. El lugar está pensado para organizar eventos privados, así como para relajarse y picar algo.
El Multikino Zlote Tarasy se mueve entre el nuevo barroquismo que domina gran parte del diseño actual y los guiños retrofuturistas. Como el propio diseñador ha reconocido en varias entrevistas, “mi inspiración busca la interacción entre el ambiente y el usuario, cambios conducidos por la luz, vibraciones en el color sobre el borde de lo desconocido, y ello incorporado a un diseño extraordinario”. En fin, un espacio de visita obligada si se viaja a Varsovia.
