En esta última edición de LLUM Barcelona, TRÀNSIT se convirtió en una de las instalaciones más impactantes. Patrocinada por Simon Electric, en ella Studio Animal y Cabosanroque diseñaron un espacio donde luz y sonido dictaban el movimiento del público, transformando una nave industrial en un escenario completamente inmersivo.
Simon Electric en el LLUM Barcelona 2025
LLUM Barcelona 2025 ha cumplido su decimocuarta edición y se ha convertido en uno de los festivales lumínicos más aclamados de Europa. El evento, que dura un solo fin de semana en febrero, busca poner en valor distintas zonas —a veces olvidadas— del barrio de Poblenou, con instalaciones donde espectáculos de luz y sonido producen atmósferas inquietantes o lúdicas. Este distrito barcelonés ha sabido conjugar la convivencia de viejos edificios con antiguas fábricas hoy reconvertidas en oficinas y viviendas de nueva construcción. Además, el vecindario ha experimentado con elementos verdes, grandes parterres y pintura en el asfalto para disuadir el tráfico rodado.

En el reciente certamen de LLUM Barcelona, la obra TRÀNSIT —patrocinada por la empresa Simon Electric— se coronó como una de las más concurridas y aclamadas. Diseñada por Studio Animal —equipo creativo dirigido por Javier Jiménez Iniesta— y Cabosanroque —colectivo de artistas integrado por Laia Torrent y Roger Aixut— TRÀNSIT se desarrolló en una antigua nave que forma parte del complejo de la nueva sede de la firma catalana.

La dupla color-música de Studio Animal y Cabosanroque
De las cerchas de dicha nave colgaba una secuencia de semáforos en sus tres tonalidades características —verde, ámbar y rojo—, mientras que el suelo se había despejado para el tránsito libre de personas. Todo ello estaba acompañado de una armonía enigmática, cautivadora y secuencial creada ad hoc por el dúo de artistas Cabosanroque. La pieza, en su aparente sencillez, escondía una compleja tecnología programada con software informático que iba apagando y encendiendo los dispositivos, siempre en el mismo tono y con un sinfín de intermitencias. A veces, con una melodía celestial que nos hablaba desde el más allá y, otras, con ritmos que nos hacían bailar en el más acá.


TRÀNSIT viene a confirmar a Studio Animal como una oficina de diseño donde el cromatismo primario coloniza sus espacios. Sin embargo, en esta ocasión, la intervención puso sobre la mesa el simbolismo antropológico y cultural del impacto del color, que ejercía una acción inconsciente en el usuario. Un juego de semióticas que va del verde, donde la sala se vive como un lugar libre para circular con una sonoridad suave, pasando por el ámbar de la intromisión, hasta llegar al rojo de la negación con música techno, donde el público detenía su movimiento para danzar con la intensidad del sonido. Un ejercicio creativo que conectaba con las investigaciones llevadas a cabo por nombres como James Turrell, Olafur Eliasson o Anthony McCall.

Si el mérito de las grandes creaciones artísticas se mide por el vacío y la introspección que nos dejan una vez que nos vamos, TRÀNSIT ha sido más que exitosa. Tanto Studio Animal como Cabosanroque han sabido provocar un fuerte tráfico de emociones interiores mediante la dupla color-música, que seguirá acompañando a los visitantes mucho tiempo después.