Toyo Ito. Radiografía de un arquitecto japonés Premio Pritzker

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La genialidad creativa del arquitecto japonés Toyo Ito parte de sus teorías: una mezcla de reflexión, humildad y sentido poético que el arquitecto ha sabido transformar en auténticos hitos contemporáneos.

Arquitecto japonés Toyo Ito
Toyo Ito. Foto: Yoshiaki Tsutsui

Sirvan de ejemplo prodigios como la Sendai Mediathèque, el Serpentine Pavilion o la Torre de los Vientos. Territorios donde la naturaleza, el diseño constructivo y la tecnología se funden en un solo lenguaje para transmitir energía en estado puro. Tiene 72 años y hace unos meses recibió el premio Pritzker.

Mikimoto Ginza2. 2005, Tokio, Japón. Arquitecto japonés Toyo Ito
Mikimoto Ginza2. 2005, Tokio, Japón
Tower of Winds. 1986, Yokohama, Japón. Arquitecto japonés Toyo Ito
Tower of Winds. 1986, Yokohama, Japón.

Desde que se instauró en 1979, el Pritzker se ha convertido en el galardón más importante al que puede aspirar un profesional en el ámbito de la arquitectura. Sus condicionantes lo hacen una meta difícil para la mayoría: hay que estar vivo y poseer una trayectoria compuesta de altas dosis de talento, visión creativa, funcionalidad y una calidad óptima en la construcción. Valores que ya han sido anteriormente reconocidos en nombres como Luis Barragán, Ieoh Ming Pei, Frank Gehry, Álvaro Siza o Tadao Ando.

Hotel Porta Fira. 2010, Barcelona. Arquitecto japonés Toyo Ito
Hotel Porta Fira. 2010, Barcelona.

En Toyo Ito el jurado ha apreciado un trabajo donde, según sus palabras, “se ha combinado a la perfección la innovación conceptual con el diseño de edificios magníficamente ejecutados, a los se ha sabido dotar de un trasfondo espiritual y poético”. Son casi 50 años consagrados a diseñar bibliotecas, viviendas, parques, teatros, tiendas, pabellones y museos, todos ellos nacidos de una ruptura deliberada de los límites. Límites estéticos, conceptuales y tecnológicos que siempre han pesado como losas para un arquitecto empeñado en recuperar el verdadero sentido de la arquitectura: la reconexión del hombre con su entorno.

Hotel Porta Fira. 2010, Barcelona. Arquitecto japonés Toyo Ito
Hotel Porta Fira. 2010, Barcelona.

Resulta casi inevitable hallar cierto paralelismo entre una figura como el arquitecto japonés Toyo Ito, empleando toda su fuerza intelectual para transformar las ataduras constructivas en movimientos que fluyen libremente, y un Houdini rompiendo sus candados y ligaduras para conseguir otra forma de liberación. Porque a este “creador de edificios atemporales”, la arquitectura parece quedársele corta a la hora de encontrar un lenguaje que exprese adecuadamente sus ideas.

Grin Grin Park. 2005, Fukuoka, Japón. Arquitecto japonés Toyo Ito
Grin Grin Park. 2005, Fukuoka, Japón.

De ahí ese continuo empujar hacia afuera, y también de ahí esa permanente insatisfacción con cada obra realizada, que él mismo expresa humildemente con frases como “nunca conseguiré marcar mi propio estilo ni llegaré a estar satisfecho con mis trabajos”. ¿Las herramientas para lograr sus objetivos? Una innovación basada en la reflexión profunda no solo sobre la estructura arquitectónica en sí, sino también sobre el significado de esta disciplina desde sus orígenes hasta el presente. Es este uno de los aspectos más especiales y admirables del arquitecto japonés Toyo Ito. Porque en un momento histórico en el que abunda la figura del “arquitecto estrella” y en el que el 99% de la arquitectura mundial está al servicio de la actividad económica, se hace necesario que uno de los grandes reclame una vuelta a las construcciones relacionadas con el medio, con su historia y con la gente que ha de vivirlas; que defienda la idea antes que la forma, y el sentido humano de un proyecto antes que una estética vacía y convertida en espectáculo de feria.

Crematorio en Kakamigahara. 2006, Gifu, Japón. Arquitecto japonés Toyo Ito
Crematorio en Kakamigahara. 2006, Gifu, Japón.

Arquitectura o beisbol. Los orígenes de Toyo Ito

Los orígenes de esta aventura nos conducen a un Toyo Ito adolescente de secundaria apasionado por el beisbol y sin un interés especial por la arquitectura, al que jamás llegó a ocurrírsele que una profesión como aquella acabaría siendo el centro de su vida. En realidad, y aunque parezca increíble, el joven Toyo Ito no tomaría conciencia de ello hasta un tiempo después de matricularse en la Universidad de Tokyo. Ya en 1965, con las ideas bien claras y la carrera finalizada, Toyo Ito se incorpora al equipo de Kiyonari Kikutake y Associates para, seis años más tarde, fundar su propio estudio bautizado como Urbot y rebautizado en 1979 como Toyo Ito & Associates Architects. En sus primeras creaciones, la mayoría de ellas residenciales, empiezan a cristalizar elementos sobre los que se sustentarán sus obras más conocidas, aunque no será hasta los años 80 cuando Ito realmente descubra su imperiosa necesidad de romper los límites a través de lenguajes minimalistas ligados a lo natural y reforzados con los últimos avances tecnológicos.

Crematorio en Kakamigahara. 2006, Gifu, Japón. Arquitecto japonés Toyo Ito
Crematorio en Kakamigahara. 2006, Gifu, Japón.

Su expresión “mi arquitectura es un puente entre la naturaleza y la gente”, presagia esa sensación de ligereza aprendida del aire o del aspecto cristalino del agua; esa levedad que desprenderán sus edificios diáfanos de formas orgánicas, siempre en diálogo con el paisaje. Es el momento de obras como La torre de los vientos, una antigua estructura de ventilación en un centro comercial rehabilitada por él en 1986. Durante el día, su volumen cilíndrico de 21 m. de altura revestido de paneles de aluminio refleja y se relaciona con la ciudad para, llegada la noche, resurgir como un fragmento de plancton en el fondo abisal, controlado por 1.300 lámparas, 12 anillos de neón y 30 focos que, gracias a dos ordenadores, traducen las variaciones del viento y el sonido en ondulaciones y cambios de color. Su nivel de interacción con el entorno sitúa a esta “escultura tecnológica” en la frontera entre una edificación y una criatura dotada de vida.

Serpentine Gallery Pavilion.  2002, Londres. Arquitecto japonés Toyo Ito
Serpentine Gallery Pavilion. 2002, Londres.

En la misma línea se encuentra la Sendai Mediatheque, considerada por el autor como uno de los hitos dentro de su carrera profesional. Finalizado en 2001, este icono urbano ilustra esa búsqueda casi obsesiva por traspasar barreras y generar interconexiones. Su estructura transparente, con suelos de hormigón atravesados verticalmente por trece columnas de tuberías de acero, unifica y mezcla usos sin barreras materiales. En ella, galería de arte y biblioteca se funden y comparten zonas abiertas a través de las cuales la información y las personas fluyen libremente.

Sendai Mediatheque. 2000, Miyagi, Japón. Arquitecto japonés Toyo Ito
Sendai Mediatheque. 2000, Miyagi, Japón

El concepto de innovación ligado al “uso no habitual de materiales convencionales” puede verse también en el Tod´s Omotesando (2004), donde la fachada -de láminas de cristal poligonales y piezas de hormigón- se ha transformado en una proyección de los árboles de la calle. Espacios diáfanos gracias al empleo de hormigón como elemento sustentante en los exteriores, y su tratamiento mediante formas libres, son característicos también de propuestas como Guinza 2 (2005) y su piel de aperturas irregulares; o el Serpentine Pavilion (2002), donde el algoritmo de un cubo en una serie casi infinita de giros, forma la fachada; o el Matsumoto Performing Arts Center (2004) y sus paneles de microhormigón armado con fibra de vidrio que iluminan un interior fluido y continuo, a través de piezas de cristal distribuidas al azar como copos de nieve.

Sendai Mediatheque. 2000, Miyagi, Japón. Arquitecto japonés Toyo Ito
Sendai Mediatheque. 2000, Miyagi, Japón

La misma sensación de fluidez, ligereza y bienestar es transmitida por El Grin Grin Park (2005), el Meiso No Mori Municipal Funeral Hall (2006) o la Tama University Gallery (2007). Su complejidad técnica y conceptual queda oculta por un trabajo de síntesis que acaba conduciendo a espacios llenos de luz, donde el nivel de calma ayuda a quien los ocupa a desarrollar sus tareas o a disfrutar de su ocio del modo más placentero posible.

Za-Koenji Public Theatre. 2009 Tokio, Japón. Arquitecto japonés Toyo Ito
Za-Koenji Public Theatre. 2009 Tokio, Japón

La solidez de un arquitecto japonés

Los últimos proyectos de Toyo Ito, de aspecto más sólido y contundente, dejan a un lado lo volátil para buscar puntos de anclaje en la tierra. El blanco de la nieve o el cristal del hielo que abría sus edificaciones como medusas gigantes, van cediendo su lugar a pequeños puntos de luz y a colores más cercanos al suelo. La naturaleza del agua y sus transparencias se atenúan frente a las superficies facetadas, con algo de sílex o de barco abandonado, formadas por paneles de acero y hormigón. Es un lenguaje en cierto modo más masculino, con el que se expresan el Za Koenji Public Theatre (2008) o el Omishima Museum (2011), dedicado a su obra. En el Hotel Porta Fira de Barcelona (2010), otra de las construcciones emblemáticas de esta última fase, Toyo Ito recupera la alusión directa al mundo natural convirtiendo una torre de veintiséis plantas y 112 m de altura en un fragmento de coral rodeado por tubos de aluminio rojo.

Tama Art University Library. 2007, Arquitecto japonés Toyo Ito
Tama Art University Library. 2007, Hachioji campus, Tokio, Japón.

Y así, año tras año, seguiremos descubriendo y sorprendiéndonos con la arquitectura siempre en evolución de este nuevo Pritzker. Porque su trabajo, desarrollado con reflexión y creatividad, ha funcionado siempre dando la espalda en lo posible a un sistema donde los intereses económicos han obviado al hombre y a la naturaleza. El arquitecto japonés representa en este escenario una afortunada excepción.

Tama Art University Library. 2007, Arquitecto japonés Toyo Ito
Tama Art University Library. 2007, Hachioji campus, Tokio, Japón.

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