En 1993, queríamos hacer una silla que representara el espíritu de Brasil, algo no premeditado, pero sí positivo. Compramos muchas cuerdas en un mercado en el centro de Sao Paulo. En realidad, no sabíamos qué hacer con ellas, pero tan pronto como regresamos al estudio pusimos el montón sobre la mesa y, de repente, este se deconstruyó de forma natural ante nuestros ojos. Entonces, imaginamos una estructura de metal sobre la que reproducir una situación tan accidental como la de la mesa, y creamos dicha estructura para apoyar el tejido de las cuerdas. Era como pintar un lienzo. Muy espontáneo y libre. Así nació Vermelha Chair. Hablan los hermanos Campana.
En ese momento, en los años 90, estábamos sufriendo por el dinero: producíamos mucho, pero sin ganar nada. El teléfono nunca sonaba. Estábamos los dos solos. Un día snos llamó Massimo Morozzi, director artístico de Edra, que había descubierto nuestro trabajo en el libro 50 Chairs de Mel Byars. Un vídeo, algunos bocetos y varias llamadas telefónicas permitieron a la firma italiana poner Vermelha en producción en 1997. La pieza fue presentada en la Feria del Mueble de Milán en 1998 con una increíble respuesta de los compradores. Un año después, fuimos elegidos por Paola Antonelli para una muestra en el MOMA junto con Ingo Maurer, y allí entendimos que para llegar tan rápido al templo del arte debe haber algo especial o innovador. Luego, sería adquirida también por otras instituciones como Vitra Design Museum, Cooper-Hewitt Museum o el Centre Georges Pompidou.
Vermelha ha supuesto una gran innovación desde un punto de vista estructural. La cuerda se convirtió en la tapicería y el concepto del proyecto no podría haber sido diseñado en papel correctamente, ya que cada silla es diferente. El efecto de azar y la investigación de la casualidad han hecho que sea un nuevo hito en la historia del diseño. El metal es el soporte adecuado donde la cuerda entra y sale a voluntad, como sucede con un sistema informal. Giuseppe Altieri, uno de los trabajadores altamente calificados de Edra, aplicó las mismas técnicas del tejido a mano.
Como diseñadores, disfrutamos el proceso de descubrir nuevos materiales y llevarlos lo más lejos posible. Nos gusta convertirnos en alquimistas y usar nuestras manos como herramienta para transformar el material en algo nuevo. La incorporación de la artesanía en la producción en masa es una forma de conseguir que las piezas sean únicas y reconocibles. En este sentido, nuestro trabajo intenta crear puentes entre el universo primitivo artesanal -profundamente humanizado- y el mundo industrializado contemporáneo. Las infinitas posibilidades de la artesanía han sido nuestro principal interés desde que éramos niños. En Brasil tenemos muchas tradiciones y nosotros queremos mantenerlas vivas. Siempre con el objetivo de dar un toque moderno a estas técnicas: aportarles un oxígeno nuevo y darles nuestro aspecto, nuestra visión. Por eso, después de 20 años, Vermelha sigue ahí, porque calidad significa envejecer de la manera más bella para tener cada vez más valor.