Las piezas de Blume para Pedrali son extremadamente cómodas y se caracterizan por una apariencia suave y redondeada, en la que el armazón esbelto y la espuma de poliuretano tersa y generosa combinan armoniosamente. El elemento principal de acero, colocado debajo del asiento para fortalecer la silla y asegurar las patas, es desmontable…

Conocí a Monica y a Giuseppe Pedrali varios años antes de que empezara nuestra colaboración profesional; los aprecio mucho, tanto a nivel empresarial como personal. De hecho, la primera vez que visité su sede y su fábrica en Italia, me impresionó esa pasión por el diseño, además de la ingeniería y la calidad de sus trabajos. Y no hay que olvidar un detalle: casi todo lo producen ellos mismos. Creo que eso es sostenibilidad.


El punto de partida para Blume fue poner el foco en las patas. No se trataba solo de tomar otro tubo de metal estándar y doblarlo con un aspecto agradable, sino que debíamos conseguir el concepto que había desarrollado: quería crear una especie de patas y estructuras únicas y sofisticadas mediante una técnica interesante. Así que se me ocurrió la extrusión de aluminio de una silueta en forma de flor —en alemán, blume, de ahí el nombre—. Los diferentes acabados de anodizado que obtuvimos nos brindaron una hermosa paleta de colores, que contrastan con una fina selección de tejidos.

Las piezas de Blume para Pedrali son extremadamente cómodas y se caracterizan por una apariencia suave y redondeada, en la que el armazón esbelto y la espuma de poliuretano tersa y generosa combinan armoniosamente. El elemento principal de acero, colocado debajo del asiento para fortalecer la silla y asegurar las patas, es desmontable. De esta manera, los componentes se pueden desarmar y eliminar fácilmente al final de su ciclo de vida. Todo está enfocado al bienestar del usuario, y su delicadeza envolvente hace de Blume una colección ideal para momentos de relax.


Después de presentar en 2020 la silla de comedor, la butaca y un par de mesas, el año pasado lanzamos las versiones con apoyabrazos, lo que supuso un reto para los ingenieros de Pedrali. Doblar un perfil decorativo fue un verdadero desafío, ya que el patrón podría destruirse en el proceso. Sin embargo, hicieron un trabajo increíble y resolvieron todos los problemas para garantizar un objeto diseñado con la más alta calidad. Sebastian Herkner