La determinación más característica del land art es la de asimilar la escala del arte a la del territorio, al modo de aquel emperador de Borges que ordenó a su cartógrafo hacer un mapa del tamaño de su imperio. En sus muestras más genuinas, el objeto artístico como tal escapa a nuestra completa percepción: no podemos ver la obra, solo ser parte de ella. No es casualidad que sean frecuentes en los últimos años las arquitecturas susceptibles de entenderse como manifestaciones de land art, como el Parque de Piedra Tosca, en la Garrocha, de RCR, o el anillo de José María Sánchez García en el Embalse de Gabriel y Galán en Cáceres, por poner ejemplos cercanos. Este restaurante de los arquitectos chinos MUDA Architects en el municipio de Sansheng —un suburbio de Chengdu, en el suroeste de China— es un caso extremo.
El restaurante Garden HotPot forma parte de un encargo más amplio recibido por el estudio de renovar el área turística de Chengdu, una de las más populares de China, poniendo en valor su potencial paisajístico y natural. Se trata de un hotpot, uno de esos restaurantes chinos típicos de esta región donde se come de un caldero humeante que ocupa el centro de la mesa.
El comedor se extiende a lo largo de una pérgola continua, que serpentea ciñendo el perímetro de un estanque de loto en medio de un bosque de eucaliptos. En lo material, la obra no puede ser más restringida: una plataforma de madera anticorrosiva levemente anclada en el suelo y una cubierta de acero galvanizado pintada de blanco.
No hay paredes divisorias ni cristaleras que separen interior y exterior en el restaurante Garden HotPot, solo las finas columnas de acero de ocho milímetros de sección que sostienen la cubierta. Tanta sencillez esconde una notable complejidad porque responde a un replanteo minucioso —el terreno tiene dos metros de desnivel—, y la anchura de la pérgola va ajustándose a la disposición de los árboles, como el humo sinuoso que sale de los calderos. De este modo, no solo no es posible tomar conciencia de la forma global del conjunto, sino que este no es otra cosa que el recorrido por las vistas cambiantes del estanque o la suma de las vistas estáticas que se dan desde cada una de las mesas, pautada por el ritmo regular de las columnas entre la masa aleatoria de eucaliptos.