Hoy día, no basta con ser una gran marca, con trabajar un producto de calidad ni tener un público selecto. En los tiempos que corren, si una compañía quiere vender cómodamente sus productos, ha de tener de causar impacto, atraer miradas, y recibir críticas (ya sabemos aquello de bien o mal, lo importante es que hablen de ti). En definitiva tener amantes y detractores que te hagan estar de actualidad.
Issey Miyake, especialista en combinar sublimemente diseño y tecnología desde los años 70, nos sorprende siempre con una nueva colección de lo que muchos denominan arquitectura del arte y que define un estilo muy personal de interpretar la cultura japonesa tradicional. Su estudio de diseño, comparado con la propia Bauhaus, ha vuelto a soñar de la mano del gran Tokujin Yoshioka como viene siendo habitual los últimos 20 años. Y es que intuyendo de un modo casi visionario la tendencia al cambio en las estrategias de marketing, el resultado no podría ser más ambicioso.
Reality Lab es la tienda que la firma japonesa inauguró a finales de 2013 en un acto de osadía en el que la sobriedad y los colores estridentes son enfrentados en suelos, paredes y techos. Las piezas de ropa, expuestas de un modo escultórico, parecen cobrar vida como si, tras costuras y cremalleras, ya estuvieran habitadas. Y el escaso pero más que suficiente mobiliario, resalta la sosegada intención del diseñador de mostrar una línea de ropa que habla por sí sola con formas, texturas y elegancia.
Este espacio es en realidad una extensión del establecimiento que Yoshioka ya ideó en 2010 para mostrar la 132 5. de Issey Miyake: una línea de prendas plegables a partir de formas geométricas bidimensionales. La adaptación a la nueva línea cuenta con una iluminación expuesta como una sección más de ropa. De hecho, se trata de la colección IN-EI ISSEY MIYAKE’s lighting que ellos mismos idearon para Artemide y en la que el movimiento, las sombras y los matices de un trabajo muy meditado se dejan ver tras cada pequeño destello. En resumen, una nueva colaboración entre dos grandes nombres donde la estética minimalista se ve de nuevo materializada en un alarde de creatividad y valentía sin límites.