Cuando ya pensábamos que nos habíamos acostumbrado a las gigantes esculturas interactivas realizadas por el equipo austriaco-croata de Numen/For Use, nos vuelven a sorprender con una idea inquietante a la par que sorprendente. Un proyecto de diseño espacial y escenográfico donde el protagonista es el arte en su esencia más pura: el arte por el arte.
Esta construcción inflable a modo de burbuja, esconde en su interior un entramado de redes flexibles suspendidas que forman un todo, definido por los propios diseñadores como una escultura social op-art (arte óptico). La inestabilidad y la levitación, sin soporte estructural añadido, parecen convertirse en el leitmotiv de esta propuesta, que bien podría interpretarse como un análisis del mundo en el que ahora vivimos, de la sociedad a ratos inestable, a ratos efímera, en la que nos ha tocado coexistir. Un punto onírico y absolutamente teatral que alcanza su cenit cuando el sol cae y las luces del interior se encienden, creando así un juego único de sombras y formas, que a modo de pantalla de proyección nos muestra, por un lado, a los visitantes atrapados en las redes entretejidas, y por otro, la deformación del globo con cada movimiento.
[youtube clip_id=»nsXpqObIcZU» width=»620″ height=»»]Sven Jonke, Christoph Katzler y Nikola Radeljkovic han dejado a un lado el diseño industrial para explorar temas vanguardistas marcados por la impersonalidad de lo abstracto. En este caso, un miniparque de atracciones hecho arte con un objetivo muy claro: ganar reconocimiento. Algo que sin duda van consiguiendo en cada creación nueva, donde los límites de lo real y lo imaginario tienden a difuminarse. Y donde el poder interactuar con la instalación, sentirla, rozarla, experimentarla… se convierte en conditio sine qua non para comenzar a entenderla. Muy lejos de las exposiciones tradicionales en las que tocar y casi respirar a determinada distancia de la obra está prohibido.
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