SYN Architects ha imaginado el presente del arte contemporáneo en el recién inaugurado Tiangang Village: un museo al abrigo de una espiral abierta al paisaje.
SYN Architects apuesta por la memoria arquitectónica
Algunos edificios resuenan en la memoria colectiva precisamente porque ya no existen. En Fujian (China), durante el siglo XII se erigieron arquitecturas de altos muros de tierra, cal y arena como conjuntos residenciales sobre basamentos de piedra: los Tulou de los Hakka. Unas construcciones circulares en apariencia, pero con una disposición interior en espiral que emanaba una gran aspiración por vivir de forma colectiva. Hoy por hoy solo queda la huella de aquellos grandes palacios comunales, sin embargo, en la misma región de Heibei —a los pies del monte Taihang, junto al lago Yiushu— se ha levantado el recién inaugurado Tiangang Village. Un museo de arte contemporáneo que aterriza en una ubicación en plena efervescencia cultural como un patio de recreo para la experimentación arquitectónica.
Diseñado por SYN Architects, esta edificación no olvida la historia que precedió a este asentamiento, y con su geometría y distribución espacial honra la memoria de los primeros Tulous de la provincia de Tiangang. A su modo de ver, puede entenderse como una metáfora de la filosofía oriental, donde la naturaleza y sus elementos primigenios se integran armónicamente con la presencia del hombre y sus obras primitivas. En ese sentido, el Tiangang Village traza una extensión del paisaje, promueve el contexto preexistente y vincula la tradición agraria de la región con el arte mimetizándose. Por ello puede ser percibido como una composición de land art.
Un museo de arte contemporáneo que funciona de escalera
De esa manera, la volumetría del Tiangang Village enfatiza una voluntad escultórica que se funde con el valle y los campos de arroz que lo circunscriben. A las cubiertas de su armazón principal se le adosan sinuosas pasarelas en espiral revestidas —como todo el conjunto— de pintura granular blanca, pensada para captar al máximo la luz solar y mantener unas tonalidades neutras y limpias. Con el objetivo de acomodar los usos a su planta, sus grandes salas diáfanas se adaptan a las necesidades del momento y a las especificidades de cada exhibición. Igualmente, las áreas expositivas se abren a una gran rampa que recorre y conecta todos los ambientes del museo hasta llegar a la cima: un gran mirador hacia la naturaleza.
Cuando los visitantes acceden al inmueble, se dibuja un sendero claro con un trayecto de ascensión por el que se va descubriendo el lugar. SYN Architects ha concebido una arquitectura narrativa y fenomenológica: los usuarios avanzan por esa pendiente mientras pasan por debajo de grandes voladizos de madera y hormigón. Al mismo tiempo, a los laterales pueden vislumbrar las piezas artísticas filtradas por la luz de un gran lucernario curvo, que proporciona una iluminación natural y uniforme con ricos efectos de luces y sombras. Es así como se genera una ambigüedad interior-exterior en tanto que se asciende por la espiral y se van visitando las exposiciones.
A lo largo del camino, los arquitectos han abierto grandes ventanales que restringen ciertas perspectivas del entorno para enfocar la atención en ángulos concretos por donde la naturaleza se abre paso. Este hecho permite que el edificio conserve una belleza coherente a través de la simplicidad del gesto arquitectónico de la curvatura. Una acción que se completa con la profundidad y riqueza material y visual de la experiencia, ya que la conjunción entre la madera y el hormigón evoca una atmósfera idílica bañada por la luz cenital.
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En la región de Heibei, a los pies del monte Taihang y junto al lago Yiushu.