Una tienda que no parezca tal; un espacio retail completamente insólito. Este es el briefing que lanzó Nomanual —la marca emergente de moda streetwear de Seúl— a los miembros del estudio surcoreano HOFFICE.
Presencia y ausencia en el nuevo local de Nomanual
El objetivo de ambos era crear una experiencia alejada de lo convencional, que fuera literalmente memorable y que conectara de manera inusual al público con la compañía textil. La conclusión es una sofisticada propuesta de distorsión y reflexión, que apuesta por la persuasión de la sencillez y la sobriedad minimalista. Menos —y mejor— siempre es más.
Cuatro paredes radicales dan fe de ello. Una para el escaparate, otras dos como contenedor del producto y la última para separar el área logística de la comercial. Aquí el diseño y la arquitectura no son contexto o escenario, sino objeto y entidad por sí mismos, ya que no solo su idiosincrasia viene dada por la ausencia de color —un triunfo drástico del despojo cromático—, sino por el protagonismo que recae sobre los materiales. Acero y cemento junto a superficies reflectantes y translúcidas. Un juego antagónico —y complementario— de dualidades que se mueven entre la ingravidez y la contundencia de lo sólido.
La estrategia minimal de HOFFICE
En un primer lugar aparece la pared del escaparate, que, a diferencia del puro pragmatismo —ser totalmente transparente para exhibir sin sutilezas—, presenta un vidrio lechoso que solo dibuja formas, invitando al viandante a entrar para descubrir y concretarlo que la percepción únicamente puede intuir. Esta desmaterialización de las siluetas continúa gracias a la luz cenital que incide en el centro, sobre los dos muros negros que dividen por igual la estancia rectangular y que componen un paréntesis de acero inoxidable con recubrimiento espejado.
Como símbolos que implican narrativas complejas, dichas paredes distinguen y enfatizan el ambiente interno, como el concepto de “( )” en la oración. Albergan el producto —las prendas de ropa—y lo desvelan a través de esta monumental estructura de casi 10 metros de largo. A modo de pieza de arte, este volumen recuerda a algunas de las famosas esculturas de Richard Serra. Colosales, curvas, transitables. O incluso a los Infinity Mirror Rooms de Yayoi Kusama en su versión austera, con espejos dispuestos de tal manera que los muros se expanden indefinidamente. Se trata de una solución constructiva llamativa, que diluye la frontera entre la arquitectura funcional y el arte.
Frente a ese carácter etéreo, se encuentra la estética casi brutalista del cemento en la pared de fondo. Un freno espacial y contraste definitivo que aporta textura y gravedad. Y es que, en este devenir de límites y contenciones sin adornos, nace la esencialidad del mejor minimalismo. El que una marca de ropa y un estudio de arquitectos jóvenes deciden perpetuar para hacer algo nuevo y disruptivo.
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Es una marca emergente de moda streetwear procedente de Seúl.