La Fundación Mies van der Rohe invita periódicamente a artistas y arquitectos a provocar nuevas miradas y reflexiones a través de sus intervenciones en el Pabellón, potenciándolo como espacio de inspiración y experimentación para la creación artística y arquitectónica más innovadora. Este año los arquitectos Anna & Eugeni Bach serán los encargados de transformar el Pabellón Mies van der Rohe con su proyecto «mies missing materiality».Así nos lo cuentan desde la Fundación.
La propuesta convierte el Pabellón en una maqueta, con todas sus superficies limitadas a un único material blanco que evidencia el papel representativo de la obra; tanto el del original, como el de la reconstrucción. El Pabellón se convertirá, durante once días, en la maqueta a escala 1: 1 del pabellón temporal más longevo de la arquitectura moderna. El reconocido arquitecto y académico Juhanni Pallasmaa ha definido la intervención como una propuesta extraordinaria que generará muchas conversaciones: un proyecto excepcional y rico en asociaciones, recuerdos, referencias y referencias cruzadas.
Vestir el Pabellón Mies van der Rohe para desnudarlo de toda materialidad. Con esta sencilla acción, el Pabellón se convierte en una maqueta a escala 1:1, una representación de él mismo que abre la puerta a múltiples interpretaciones sobre aspectos como el valor del original, el papel de la superficie blanca como imagen de la modernidad, o la importancia de la materialidad en la percepción del espacio.
Convertir el Pabellón en una maqueta, con todas sus superficies limitadas a un único material, tan blanco como indeterminado, pone en evidencia el papel representativo del edificio; tanto el del original, como símbolo nacional, como el de la réplica, en representación del primero. El Pabellón será, durante un tiempo, la maqueta a escala 1:1 de la réplica del pabellón temporal más longevo de la arquitectura moderna. Sustraer toda materialidad al Pabellón abre además otras interpretaciones ligadas a la historiografía de la arquitectura del siglo XX. El Pabellón de Barcelona fue entronado como icono de la modernidad en la exposición Modern Architecture del Moma de Nueva York de 1932.
Proveer al Pabellón de Barcelona de esa blancura homogeneizadora significa dotarlo de una de las características definitorias de la historiografía moderna -que no de la modernidad- aunque al mismo tiempo, signifique despojar al Pabellón de su materialidad, de su carácter único; aquél que precisamente lo erigió en icono del mismo movimiento moderno.