Espacios grises y monótonos, coches que se alinean en una pasarela aburrida… ¿quién no ha bostezado al entrar en un concesionario? Por suerte, Lynk & Co ha decidido darle un giro completo al concepto estético de estos lugares con su recién inaugurada sede en Madrid. Diseñado por el audaz equipo de Masquespacio, este nuevo club no es solo un sitio para ver autos, sino un showroom donde la creatividad y la diversión se ponen al volante.
La visión moderna del concesionario
Situado en la emblemática Gran Vía madrileña, el nuevo Club Lynk & Co concebido por el estudio valenciano Masquespacio sienta las bases de lo que un showroom automovilístico puede llegar a ser. Basta con cruzar el umbral para darse cuenta de que este concesionario no es solo un local comercial, sino un sitio flexible donde poder trabajar, relacionarse, asistir a eventos y sumergirse en diversas actividades
Esto se entiende desde la entrada, al toparnos con un salón acogedor que —decorado con un sofá amarillo y un juego de luces y espejos— cimenta una atmósfera dinámica y vibrante. Dicen que las primeras impresiones son las más importantes, y en este caso se ve aún más beneficiada por los detalles de diseño escogidos, que esconden un claro mensaje: celebrar las disciplinas artísticas y los hitos culturales de la capital.
Un viaje sensorial por el Club Lynk & Co
En estos 360 m2, cada una de las estancias está cuidadosamente pensada para desarrollar una experiencia divertida e irónica. Lo vemos en la zona del bar, realizada con materiales y colores neutros que respetan la identidad cromática de la marca. Pero también en el área de reunión, que queda protegida por un módulo de apariencia púrpura y luminosa, creado a partir de una danza entre las persianas metálicas y los ladrillos de vidrio. Un contraste que añade un toque teatral a toda la escenografía.
Aunque el verdadero homenaje a la dramaturgia se ubica en uno de los baños, donde los detalles dorados y clásicos y la iluminación tenue evocan el recuerdo del Teatro de La Zarzuela. Mientras que la falda de las Meninas queda cincelada en la cortina fluorescente de la sala de pruebas: allí se resguarda el modelo Lynk & Co 01. Historia, ciudad y coches en un mismo sitio. El punto cómico lo hallamos en el baño de la parte del coworking, donde damos un salto a la realidad más pop. Visto así, no es solo la estética lo que impresiona, sino también el inesperado uso que se destina a cada rincón.
El toque Masquespacio
No es la primera vez que el equipo de Masquespacio —liderado por Ana Milena Hernández Palacios y Christophe Penasse— se enfrenta al planteamiento de uno de estos clubs. Nos lo demostraron con nota en el Lynk & Co de Barcelona. Y si algo caracteriza ambos ejemplos es la maestría con la que han convertido estos entornos comerciales en puntos de encuentro llenos de ingenio y versatilidad.
Concretamente, este trabajo es una muestra de cómo el diseño puede transformar un showroom tradicional en uno multifuncional; y donde cada detalle y pieza escogida —desde el mobiliario hasta la iluminación— está pensado para ofrecer una experiencia única. Porque al final, como Masquespacio dice, “todo se trata de diversión”.
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Masquespacio es un estudio de diseño de interiores español que debido a su propuesta cromática y visual atrae marcas, proyectos y festivales internacionales. Sus fundadores son Ana Milena y Christophe Penasse.
