Pedro Feduchi escribe sobre Maritime de Benjamin Hubert

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Maritime. Benjamin Hubert

 

En el año 2006 Jasper Morrison y Naoto Fukasawa concibieron una exposición a la que llamarón Súper Normal: Sensation of the Ordinary. Una colección de objetos comunes y corrientes que podían causar sensación por su depurado diseño y gran simplicidad. El impacto de la idea, que se recogió en un libro, fue enorme y se ha consolidado como una tendencia con la que muchos diseñadores británicos se consideran plenamente identificados.

Ese es el caso de Benjamin Hubert (1984), uno de los jóvenes más prometedores y cuya trayectoria profesional arrancó ese mismo año. En los últimos tiempos ha cogido con fuerza la herencia del testigo y la ha renovado con ideas frescas y novedosas propias de su generación. Su filosofía no se basa en buscar y buscar nuevas imágenes para un mundo que padece hiperinflación consumista, sino en encontrar las claves que hacen que las cosas sean atemporales y que respondan en primer lugar a la usabilidad, fabricación y adecuado uso de los materiales para conseguir objetos bellos y sostenibles.

Un buen ejemplo de esta manera de trabajar es la silla Maritime que acaba de ser premiada con el iF Design Award 2012 y que produce Casamania, una firma italiana que desde hace pocos años busca posicionarse en los exigentes mercados del design internacional con una selección de lo más caótica. Ahí ha ido a parar este producto de Hubert, pienso que tal vez por su creciente fama como diseñador. Espero que se les contagie algo de la honesta eficacia que tiene la propuesta. Maritime es una estructura muy ligera de madera de roble que se parece al armazón de las cuadernas de un barco. Sobre ella se adhieren formando un sólido entramado dos superficies cilíndricas fabricadas con planchas curvas de contrachapado. La solución es muy ingeniosa, basta disponer una para el asiento y otra perpendicular como respaldo. Ambas se unen sobre el lateral que forma el brazo, dejando ver la diferente orientación de las betas. La primera vez que ves la silla parece que la hubieras visto ya, algo de siempre. Pero cuando reparas en cómo se ha pensado, descubres con qué inteligencia y precisión se ha resuelto. ¡Súper normal, vaya!

Enlaces: Pedro Feduchi, Benjamin Hubert

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