París bien vale una misa. Y si uno visita Maison & Objet, lo vale doblemente. La feria de producto y decoración más importante del país vecino, que tuvo lugar en septiembre, es un nodo internacional en el que convergen diseñadores, productores y clientes. Un evento donde no parece percibirse la crisis que el gremio sí sufre en España y donde el universo de la casa es explorado milímetro a milímetro. Pero obviemos los pesimismos, y acerquemos la lupa a lo más emocionante de la muestra, que sin duda se encontraba en los pabellones siete y ocho. Allí se concentró Maison & Objet Projets, Talents à la carte y Now! Design à vivre.
Del primero, llamar la atención sobre la instalación de Odiel Decq. La arquitecta francesa construyó un espacio basado en el vacío y en el color negro, como si fuera una proyección de su propia imagen. De las instalaciones, destacamos Iluminations, comisariada por Elizabeth Leriche con artistas de la luz como Etienne Rey o Astrid Krogh. De entre los talentos a la carta, hay que hablar del perfumista Bernabé Fillion, que trabaja sus esencias en colaboración con creadores de estructuras móviles para perfumar los espacios. Y como en ediciones anteriores, Now! Design à vivre fue el punto de encuentro de las propuestas más emergentes: el lugar donde el diseño sigue siendo una disciplina efervescente e imparable.
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