Margaret Keswick utilizó su propia experiencia con el cáncer para imaginar un lugar donde se ayudara, tanto a pacientes como a sus familias, a lidiar con el diagnóstico y el tratamiento. Con esa convicción, Amanda Levete ha proyectado en Southampton el último Maggie’s center. Un punto de confluencia entre arquitectura y medicina con el único objetivo de lograr el bienestar más allá de la dolencia.
Arquitectura para el tratamiento del cáncer
Desde que en 1995 se inaugurara el primer Maggie’s center en Edimburgo, se han abierto casi 30 centros por toda Gran Bretaña y ha logrado traspasar las fronteras hasta Hong Kong, Tokio o Barcelona.
La fundación conserva un vínculo estrecho con la arquitectura. El espacio de Amanda Levete se vuelve protagonista cuando el interés está focalizado en transmitir calma o mostrar serenidad para afrontar los conflictos derivados de una dura enfermedad. Las sedes se diseñan a partir de esta premisa por estudios de cierto prestigio elegidos por la institución, que se adaptan a un presupuesto, pero alejándose de cualquier tipo de imagen corporativa. Cada Maggie’s center —igual que los pacientes— es único en su problemática.
Maggie’s center Southampton
La propuesta de Amanda Levete para Southampton recupera la planta en cruz de los hospitales renacentistas. Este programa aumenta el perímetro de la forma frente a un bloque cerrado, y permite multiplicar el número de entradas de luz o las superficies en contacto con el exterior. El volumen se arropa de vida vegetal —en torno al recorrido o reflejada en los cerramientos— pero es el ejercicio arquitectónico el que organiza en todo momento cualquier orden de sucesos.
La fragmentación que ocurre en el jardín no se percibe en el inmueble. Se piensa un interior diáfano, mínimamente compartimentado en los extremos de los brazos de la cruz. Las estancias enfrentadas alargan las perspectivas y consiguen que la vegetación esté presente en cualquier rincón. El equipo de Amanda Levete hace funcionar el conjunto desde dentro con los elementos de fuera.
Arquitectura y medicina en Maggie’s center
La medicina y la arquitectura mantienen una relación similar con la ciencia. Las dos sirven de canal para aplicar el progreso en sus determinados campos y conseguir el bienestar de las personas.
Paradójicamente en el punto donde estas corrientes deberían confluir —el diseño de edificios sanitarios— existe un hándicap por resolver las camas, los quirófanos o las salas de especialidades, y nuestros hospitales terminan por parecerse a una gran construcción industrial. Si esos procesos —como ya apuntaba OMA este invierno en la exposición Doce Fábulas Urbanas— se pudiesen automatizar hasta dejar de depender de un área física, solo nos quedaría pensar en lugares para cuidar a las personas. Una idea disruptiva que Maggie’s center lleva poniendo en práctica desde 1996.
En este enlace puedes ver otros proyectos dedicados a espacios públicos.
Centros especializados en prestar ayuda a familiares y a enfermos de cáncer.
Existen casi 30 centros repartidos por Gran Bretaña y tres fuera de sus fronteras, en Hong Kong, Tokio y Barcelona.