Lionel Jadot rinde homenaje a su padre Jean-Claude Jadot

ROOM 1024X150

Comparte

El diseñador belga Lionel Jadot rinde homenaje a su padre, Jean-Claude Jadot, en un relato íntimo sobre la herencia de la mirada, la paciencia del taller y la permanencia de la artesanía como vínculo entre generaciones.

Podría hablar de muchos diseñadores o piezas icónicas que han marcado mi camino, pero nada se acerca a la influencia silenciosa y constante de mi padre. Mi familia lleva seis generaciones haciendo sillas a medida: la artesanía corre por nuestras venas, transmitida como un lenguaje secreto. Mi padre, Jean-Claude Jadot, fue quien me enseñó a leerlo. No con palabras, sino a través del gesto, de la observación, de la repetición. Mucho antes de entender lo que significaba el diseño, ya estaba aprendiendo a mirar.

Lionel Jadot
Jean Claude Jadot
Lionel Jadot
Lionel Jadot. © imvandevelde_A

Él me abrió los ojos a la importancia de la línea en una silla. La manera en que una curva sostiene el cuerpo. La proporción de una pata. El detalle de una unión. Me mostró cómo cada uno de estos elementos remite a algo antiguo, a algo que no pertenece solo a la función o a la forma, sino también a la memoria. Estudiábamos juntos los estilos clásicos. Él podía reconocer una silla por la silueta de su respaldo o por el ángulo de su pie, pero nunca se trataba de presumir de conocimiento. Se trataba de atención. De presencia. De cuidado.

Nuestro taller familiar, Vanhamme, era un universo de manos, herramientas, precisión y paciencia. El olor a virutas de madera y barniz. Vanhamme era conocido por sus interiores de alta gama y su mobiliario a medida, pero, para mí, era una escuela de humildad. Allí comprendí que la artesanía no se trata de perfección, sino de entrega y repetición. De saber cuándo insistir y cuándo dejar que el material te guíe.

Mi labor puede parecer hoy muy alejada del contexto en el que crecí. Mis piezas suelen ser crudas, caóticas, instintivas. Trabajo con residuos, con fragmentos, con materiales encontrados. Sigo más la intuición que la tradición. Pero no te equivoques: todo se apoya en los cimientos que mi padre construyó. Él me enseñó a confiar en la mano, a observar, a escuchar los materiales. Eso nunca me ha abandonado.

Lo que llevo conmigo no es un estilo, sino un modo de estar en el mundo. Un respeto profundo por la materia. Un amor por las cosas hechas para perdurar. Una negativa a la prisa. La convicción de que los objetos guardan historias, y que el diseño, en su mejor versión, es una conversación entre generaciones.

Cada asiento que hago ahora, por salvaje o poco convencional que parezca, conserva ecos de aquellas primeras lecciones. Una línea que recuerda de dónde viene. Una curva modelada por la memoria.

Mi padre me transmitió algo más que técnica. Me dio una brújula anclada en la honestidad, en el trabajo, en la atención al detalle. Sigue siendo, hasta hoy, mi mayor inspiración. No por una silla concreta que haya hecho, sino por la forma en que miraba cada una: con reverencia, con curiosidad y con amor.

Y eso, más que nada, sigue dando forma a mi manera de crear.

Tu opinión importa

Dinos, ¿qué te ha parecido este artículo?

Puntuación media 5 / 5. Recuento de votos 81

¡No hay votos hasta ahora! Sé el primero en calificar esta publicación.

Si te ha gustado este artículo, también puede interesarte...

Tags

Comparte

Porfolio | banner porfolio reducido
ROOM 300X300

OFERTAS DE TRABAJO