En el bullicioso SoHo neoyorquino, sin llamar la atención y sin ningún tipo de señalética, tras una fachada blanca se esconde la nueva boutique insignia de R13, una obra de los hermanos Leong (Leong Leong Architecture) que desafía todas las reglas del marketing.
Las tiendas en New York son diferentes
Nos movemos en la era del consumismo. Los medios de comunicación nos bombardean continuamente con mensajes repletos de información para fomentar la compra. Las calles se llenan de escaparates con carteles de ofertas y productos que compiten por atraer la mirada del viandante. Y, sin embargo, en el bullicioso SoHo neoyorquino, sin llamar la atención y sin ningún tipo de señalética, tras una fachada blanca se esconde la nueva boutique insignia de R13, una obra de Leong Leong Architecture que desafía todas las reglas del marketing.
Tras franquear la puerta de esta tienda en New York, nos encontramos con un recinto longitudinal en blanco y negro, en el que la única pista de su fin comercial es la hilera de maniquíes, que marcan el camino a la derecha, y el largo mostrador de acero negro a la izquierda. Filas de fluorescentes guían la transición del ruido de la ciudad a la tranquilidad de un ambiente original y pleno de matices. Pero no hay ningún cartel, ningún indicio de que estemos en una tienda. Miramos al frente, incrédulos, y solo vislumbramos una serie de estructuras rectangulares cubiertas por pantallas de led que muestran imágenes de la moda callejera del Londres de los 80.
Pasen. Leong Leong Architecture les ha preparado una sorpresa
A modo de piezas de dominó, estos monolitos metálicos se disponen creando un embudo hacia el fondo, e invitan a recorrerlos acotando un espacio cada vez más íntimo e intrigante. Y hasta que no rebasamos el primero, no descubrimos el secreto de este establecimiento. En la parte trasera de cada una de ellos, estanterías y percheros perfectamente organizados ofrecen al público el denim que caracteriza a la marca. Las fotografías y los anaqueles se suceden hasta que llegamos a una cristalera que actúa de mampara final y nos devuelve a la realidad, exhibiendo la singularidad de un patio en mitad de Nueva York.
Es entonces cuando, atónitos ante lo que tenemos frente nosotros, no conseguimos saber qué es lo que más nos ha cautivado. Por un lado, podría ser el aspecto industrial del ladrillo visto, el hormigón pulido o las tuberías al aire en contraste con la tecnología de las pantallas. Por el otro, el hecho de estar en un local comercial y que lo último que se haya descubierto haya sido el producto. El caso es que, debido a su magnetismo insuperable, es un lugar difícil de olvidar.|