El estudio gaditano EEBA, especializado en diseñar espacios para empresas, inauguró el pasado agosto Galias: una heladería en Chipiona (Cádiz), con un interiorismo inspirado en las geometrías de la Bauhaus.
El verano nunca muere
Las heladerías son cápsulas del tiempo, no importa si es diciembre y hace frío. Entrar en ellas y ver los helados expuestos donde siempre, los cucuruchos apilados haciendo una columna infinita y los vasitos y cucharas esperando a ser usados, nos transporta directamente a cualquier verano pasado. Curiosamente, no son tantos los lugares que nos generan esta sensación. Acudir “fuera de fecha” a un establecimiento de estas características resulta paradójico. Por esa razón, la construcción de negocios como estos debe estar más que meditada, para que su integración en los pueblos y ciudades genere menos “choque” y se acople al paisaje.
Homenaje a la Bauhaus
El estudio de diseño EEBA se ha encargado de insertar Galias en Chipiona: una reforma a escasos metros de la playa que consigue, sin importar la época del año, acaparar todas las miradas. 120 metros cuadrados se despliegan en el bajo de un edificio playero para servir helados de todos los sabores. Nos encontramos ante una construcción blanca y con retícula. El protagonismo de esta obra se lo lleva el sistema que la protege. El estudio ha diseñado unos mosaicos inspirados en las líneas de la Bauhaus: semicírculos, círculos, cuadrados y triángulos se juntan para crear formas tropicales y abstractas, dando lugar a una malla perforada que funciona como techo y divisor de espacios.
Por si fuera poco, este pattern agujereado proporciona tal juego de luces y sombras, que consigue que la claridad se filtre por suelos y paredes siempre de una manera diferente, estampando así todo lo que tiene a su paso. Las líneas negras horizontales y verticales que resultan de los azulejos soportan una estudiada urdimbre alemana que aporta atemporalidad y orden. La sintonía de esta cuadrícula choca con su principal competidor: el amarillo. Este se expande desde la zona de los baños hasta la terraza, desde el interior hasta el exterior, acaparando por lo menos un 40% del local.
La gama cromática no termina aquí. Al blanco y al amarillo se les suman el rojo, el azul y el naranja en su versión más saturada. Este golpe de color lo vemos en el mobiliario, las barandillas de acceso e incluso en las planchas de metracrilato —también con geometrías— de las luminarias.
Las heladerías y la imagen
La imagen de las heladerías se ha ido modificando y ha respondido en muchas ocasiones a las tendencias del mercado. En muchas de ellas se percibe una mejora del interiorismo, donde se ha apostado por una mayor comodidad e incluso por una dirección artística que cuenta una historia, como el caso de la austriaca Eis Greissler o la mexicana Winter Milk.
El branding ha sido otro punto cambiante, aunque lleva un ritmo más lento. Imágenes como la de la Popota en Madrid resultan muy frescas y atrevidas, pero otras, como la de Galias — poco arriesgada y extremadamente sencilla—, quizá no comparta la personalidad y la potencia que defiende su arquitectura.
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