La revolución industrial fue una de las épocas históricas que más cambió el mundo. La invención de la máquina de vapor supuso el comienzo de una nueva manera de entender el trabajo, la producción y los frutos que de él se esperaban. Tanto es así que elementos como las grandes estructuras de hierro se convirtieron en el símbolo de un capitalismo que invadía cada rincón de la sociedad.
Pues bien, esas referencias han sido el punto de partida para el estudio chino X+Living a la hora de proyectar Ideas Lab en Shanghái: una especie de coworking donde la era industrial se mezcla con la era de la información. “No hay soportes icónicos para esta época digital: la cantidad y la eficiencia de los datos son la primera percepción. Así que, al idear este laboratorio, basamos y mapeamos los símbolos de las viejas fábricas porque comparten con la actualidad una tecnología subversiva para el desarrollo de los negocios”, asegura la arquitecta Li Xiang, fundadora de X+Living.
En Ideas Lab se expone un trazado interior de corte fabril aunque tremendamente renovado. Lejos de la oscuridad de las explotaciones decimonónicas, Li Xiang apuesta por el blanco y el rosa en piezas que no están acostumbradas a ser tan coloridas. La base mecánica está (conductos, tornillos, pasarelas, altura…), pero con un sentido esteta diferente.
El local, concebido como un lugar de trabajo para ingenieros que conviven con consumidores finales, se divide en dos plantas, aunque unificadas en una sola altura en algunas zonas con el fin de puntualizar la sensación de unidad manufacturera.
Diversos tubos de suministros de energía actúan como espacios compartidos, además de ser donde se ocultan gran parte de las instalaciones reales. El equipo de X+Living consigue, así, simplificar aún más la noción de diseño, reduciéndolo a elementos básicos y conceptualmente claros. Una fresca estrategia espacial con la que fusionar disciplinas complejas. ¿Quién dijo que lo industrial no podía ser rosa?