El diseñador y arquitecto italiano Massimo Iosa Ghini ha concebido el nuevo interiorismo de las oficinas de IBM en Roma. Fruto del compromiso de la firma americana con el diseño contemporáneo, el proyecto se traduce en un espacio de trabajo que busca fomentar una atmósfera de inspiración tecnológica.
Diseño y arquitectura se complementan a menudo, aunque se sigue pensando, erróneamente, que la primera disciplina se adapta mejor a las necesidades del mercado, mientras que la segunda vuela por las nubes de la ejecución cultural y poética. Sin embargo, las últimas décadas de trabajo tanto en un ámbito como en el otro, han venido a confirmar no solo la interrelación, sino también el intercambio de significados entre uno y otro territorio. Eso sin contar con profesionales que desarrollan libremente proyectos en ambos campos.
En el caso de Massimo Iosa Ghini, arquitecto y diseñador italiano de amplio espectro, ambas materias se funden en una misma práctica que poco entiende de límites formales. Estudió arquitectura en Florencia y se graduó más tarde en el Instituto Politécnico de Milán, donde se enseña tanto arquitectura como diseño o ingeniería. En 1986, un año después de emprender su actividad profesional, se incorporó al grupo Memphis de Ettore Sottsass y es uno de los fundadores del movimiento Bolidista, un calco más irónico y pragmático de las vanguardias artísticas que comenzaron con el futurismo en 1909 bajo la batuta de Marinetti. En uno de los apartados del manifiesto se comenta que “el Bolidista posee una capacidad simultánea de adaptación psicológico-emotiva a todas las innovaciones”. Un predicamento que se plasma, sin duda, en uno de sus últimos trabajos: la sede romana de IBM.
Interiorismo tecnológico
El lugar, bautizado en inglés como Software Executive Briefing Center, viene a ser un punto de encuentro entre los clientes de Big Blue, y los desarrolladores de programas para empresas y entidades públicas. Es el epicentro de presentaciones y demostraciones elaboradas para resolver problemáticas comerciales y técnicas donde las nuevas tecnologías son a la vez producto, medio y entorno. Según Massimo Iosa Ghini, esta inmensa oficina se concibe como “una nueva ágora, capaz de animar y estimular conversaciones productivas, en una dimensión de comunicación que rehúye los parámetros tradicionales, y convierte los escenarios e interfaces virtuales en protagonistas”. En su traducción visual, la remodelación no deja ningún detalle al azar. Desde los techos hasta el suelo, pasando por paredes transparentes, llenas de pantallas e iluminación LED, todo tiene una forma y una luz peculiares. Sin dejar de lado, por supuesto, el lenguaje cromático: a los tradicionales colores de IBM, azul y blanco, se han añadido morados y rojos que complementan con calidez los espacios retrofuturistas de los despachos y salas de reuniones. El efecto puede parecer inusual para un cliente como IBM, que se identifica aún con la fabricación de ordenadores. Sin embargo, esta parte del negocio se ha dejado paulatinamente en manos de otras firmas, mientras la empresa americana se ha centrado en la consultoría y los servicios, actividades que necesitan proyectar una imagen avanzada a la vez que cercana.
Como punto de partida, las bandas del logotipo clásico de IBM han servido de inspiración y se han reinterpretado como elemento del interiorismo. Las rayas horizontales se integran en paredes transparentes y dejan el protagonismo a los muros de LED rojos o morados con plasmas. Los techos se esculpen de distintas maneras según estén en pasillos o salas. En los primeros, las curvas dibujan pequeñas olas desiguales con algunas islas de luz, algo que podemos ver, por ejemplo, encima del mostrador de entrada. Se potencia, pues, la fluidez del trazo en un lugar de paso, y se responde así a la línea recta retroiluminada del suelo. En las salas cerradas, la luz cenital sale de las burbujas esculpidas en el falso techo, donde las formas responden a la necesitad de sentarse para escuchar o trabajar en equipo. En casi todas las zonas las pantallas están incorporadas a los muros y cuando no tienen un propósito divulgativo se transforman en otro elemento estético del proyecto.
Futurismo e imagen de marca
Es indudable que el diseño de este espacio tiene un objetivo claro: comunicar que las relaciones que entreteje IBM con sus clientes son transparentes, claras, llenas de estímulos y creatividad. Por eso, y tal como afirma su autor, la oficina funciona como un ágora virtual, donde el valor añadido procede de la intervención humana, de la generación de ideas y de su intercambio en el ámbito moderno de las nuevas tecnologías. Si admitimos que interiorismo y arquitectura pueden ser herramientas de marketing, se comprobará que la propuesta de Iosa Ghini resulta eficiente. De hecho, se está convirtiendo en un espacio reconocible y fácilmente asociable con la tecnología de IBM. Sin olvidar, en ningún momento, que el Software Executive Briefing Center es, además de todo lo dicho, un ejemplo notable de excelente resolución en su ejecución y en sus acabados.