El pasado 1 de mayo cerraba sus puertas Homo Faber, el evento internacional con sede en Venecia que focaliza en la artesanía de autor: esa disciplina híbrida que lleva el trabajo hecho a mano a los espacios del arte. En esta segunda edición, la relación entre Occidente y Japón ha sido el hilo narrativo de una serie de exposiciones en las que se han conectado saberes ancestrales con técnicas y procesos contemporáneos. Tras casi un mes de muchísimas visitas, la conclusión está clara: la artesanía aspira, más que nunca, a sentarse al banquete de las bellas artes.
La artesanía frente a la uniformidad global
Aunque nunca ha dejado su lado experimental, durante muchos años la artesanía se ha visto como una disciplina menor, ninguneada y muy alejada del prestigio que hubiera merecido. Sin embargo, a principios de los 90 del siglo pasado se originó un cambio de actitud; sobre todo, a medida que se fue vinculando con el diseño. Frente a una producción fabril cada vez más estandarizada, se empezó a reivindicar el trabajo íntimo y cercano: ese apego por la manufactura que ya defendió el Arts and Crafts —con William Morris como su gran ideólogo— cuando la revolución industrial imponía un nuevo paradigma a mediados del siglo XIX.
150 años después, y ante un mundo marcado por la uniformidad global, la creación manual supone hoy una condición slow. Un modo no consumista de acercarse al objeto. En ella convergen ecología, respeto por lo vernáculo y, al mismo tiempo, experimentación con materiales y nuevos discursos. El artesano es ahora el maker que se enfrenta a la ejecución de una pieza, pero también a su ideación y su concepto. El taller se ha convertido en un territorio mestizo entre laboratorio y hub.
Homo Faber. Un ágora contemporánea para la sabiduría ancestral
El pasado mes de abril, tuvo lugar en Venecia Homo Faber, el mayor encuentro internacional de artesanía en todos sus ámbitos. Organizado por la Foundation Michelangelo y la Fundación Giorgio Cini, su segunda edición ha tomado como hilo narrativo la influencia de Japón en Europa. Bajo el nombre Creando un futuro más humano – 2022: los tesoros vivos de Europa y Japón, la exposición ha buscado investigar la conexión entre ambas maestrías. Una relación fructífera desde que la cultura nipona llegara a Francia, Inglaterra o Italia a finales del XIX y trazase el rumbo del arte y los oficios.
“El caso de Japón es ejemplar”, explica Alberto Cavalli, director del Homo Faber y director ejecutivo de la Foundation Michelangelo. “Una nación donde el patrimonio inmaterial de estos oficios se rige por la legislación, puede servir de ejemplo para que nuestro país invierta en nuestros verdaderos tesoros: los jóvenes aprendices de taller, los maestros y las numerosas labores que corren el riesgo de desaparecer. Para nosotros es muy importante que esta edición sea capaz de hablar a las generaciones más actuales y establecer un diálogo aún más fértil entre el diseño contemporáneo y las profesiones del taller”.
Con este planteamiento, Homo Faber ha querido ser un nodo de tradiciones y nuevos procesos. Una interfaz donde se conectan conocimientos patrimoniales y nuevas visiones con las que recuperar el vínculo íntimo del artesano con su obra: ese instante de estar a solas con los materiales, a solas con su trabajo, a solas con sus propias manos. Y todo ello, sin nostalgias, “A menudo se les ve como pandas en el zoológico, profesiones en peligro de extinción. Debemos admirar lo que hacen asegurándonos de que tengan un futuro interesante, digno y sostenible”, remarca de nuevo Alberto Cavalli.
Los datos. 15 espacios expositivos en la isla de San Giorgio enfocados a diversos campos como el papel, la moda, la relojería, la cerámica, el bordado, el vidrio… Más de 400 piezas únicas concebidas por más de 350 creadores de más de 30 países. Y bajo el respaldo comisarial de nombres como Stefano Boeri, Judith Clark, Sebastian Herkner, Naoto Fukasawa, Michele de Lucchi o Bob Wilson. Un programa que ampliará su radio de acción poniendo en marcha una colaboración con el SaloneSatellite de Milán: esa plataforma donde dar visibilidad y apoyo público a jóvenes de diferentes campos.
Un asunto de estado
En esta construcción que representa Homo Faber, hay, además, una voluntad de un cierto activismo ético y social. Lo dice Cavalli, “los artesanos no tienen miedo de enfrentarse a la tradición, su enfoque es casi político, utilizan su talento como manifiesto contra el consumismo acelerado”. Con esta perspectiva, Homo Faber defiende lo hecho a mano como una herramienta a favor de un consumo sensato.
En unos momentos en los que se hace necesario reformular la sobreproducción industrial desmesurada, desde este evento internacional se quiere hacer de los oficios un asunto de estado, una estrategia pública con la que incentivar un nuevo modelo: ese que propicia el deseo de conservar y sentir como propio un objeto con alma; ese que cree en la propensión del hombre a crear belleza; ese que confirma las palabras de Ikuo Maeda, director de diseño de la firma automovilística Mazda: “En mi país, nos gusta pensar que los artesanos infunden vida a aquello que hacen con un esfuerzo sincero y minucioso”.
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Del 10 al 1 de mayo en Venecia.
15 espacios expositivos.