Los hermanos Ronan (1971) y Erwan (1976) Bouroullec, nacidos en la Bretaña, establecieron su campo de acción en París y desde ahí sus productos viajan por el mundo. Trabajan juntos desde 1998 y probablemente sean los diseñadores de muebles contemporáneos con los pies más en la tierra de su generación. Su manejo de los textiles, pero sobre todo su dominio del espacio y del interiorismo han revitalizado el diseño galo y los han convertido en verdaderos maestros del confort.
Los Bouroullec se dieron a conocer en 1997, cuando su Disintegrated Kitchen (una cocina transportable, que se va modificando y se puede llevar mudanza tras mudanza) se mostró en el Salon du Meuble de París. Luego llegarían los primeros galardones como el Grand Prix du Design de la Ville de París en 1998 o el New Designer Awards de la Feria Internacional del Mueble de Nueva York en 1999.
Pero su nombre se consagró definitivamente cuando Issey Miyake les encargó en 2000 el desarrollo vanguardista de la tienda parisina para su nueva línea de ropa, APOC. El hecho de que poco después el Design Museum de Londres les dedicara una retrospectiva era la confirmación de que iban por buen camino. En apenas cinco años sus piezas ya estaban en los más importantes museos de diseño y arte contemporáneo.
Las propuestas de los Bouroullec abarcan líneas diferentes: mobiliario, pequeños objetos, iluminación, vajillas, joyas y proyectos arquitectónicos. Grandes formatos, objetos modulables o piezas simples nacen siempre de una idea madre a medio camino entre la inspiración y la experimentación. “Nuestros proyectos son conceptuales pero responden a una problemática o a una demanda”, nos explican. “Hay ciertos valores y puntos de vista que nunca dejamos de lado”.
Diseño silencioso
El valor del trabajo de estos dos hermanos consiste en saber interpretar los espacios y hacer que sus objetos, según ellos mismos “poco ruidosos”, se integren en el paisaje al que pertenecen. “Queremos respetar profundamente los entornos en los que desarrollamos nuestros proyectos, pensamos cada trazo, hasta que encontramos un equilibrio. Conforme avanza este proceso, borramos los elementos superficiales para quedarnos con lo esencial”, nos dicen. Filosofía creativa que aplican a pesar de los riesgos del mercado.
Su sello, “la calidad visual con detalles y el volumen en el material”, puede verse en trabajos como la Lit Clos. Firmada por Erwan para Capellini, esta cama destaca por su ligera estructura de acero que se desmonta y permite trasladarla a cualquier sitio. La Worknest, para Vitra, es una silla giratoria inteligente que sirve tanto para estar reunido con gente como para disfrutar de la soledad: un espacio semi-privado que funciona como un nido perfecto y que invita a la comodidad. Pero sin duda, uno de sus grandes logros es Algues, un sistema de módulos de plástico que forman una red pensada para la arquitectura de interiores y como elemento decorativo al mismo tiempo.
Como grandes idealistas que son, ambos creen que la novedad es todavía posible en todas las áreas de la cultura. Por eso establecen de forma natural correspondencias entre su trabajo y otras disciplinas. “Nuestros proyectos siempre dialogan con problemáticas actuales. En cierto modo son el reflejo del mundo y de la cultura que vivimos ahora”, reconocen. De la misma manera, su trabajo, en tanto piezas de arte, también entra en el campo de sus reflexiones. “Para nosotros trabajar para la industria equivale a dibujar en un papel en blanco un diseño perfecto: libre a la vez que riguroso. Sin embargo, concebir unas ediciones limitadas para una galería o un museo puede ser comparado a un dibujo en una multitud de papeles y formatos distintos. Con esta diferencia podemos utilizar muchos materiales, explorar formas nuevas o intentar otras experiencias”.
¿La familia? Bien, gracias
La conversación con Ronan y Erwan Bouroullec nos lleva a preguntar sobre el método de trabajo en familia. ¿Es más fácil o se crean rivalidades? ¿Quién lleva la voz cantante? Ellos están acostumbrados a estas suspicacias y saben que trabajar en pareja siempre despierta curiosidad. “Estamos felices de trabajar juntos, aunque el trabajo en común conlleve dificultades. Nos entendemos muy bien el uno al otro de forma intuitiva y natural. Sin embargo, nuestra diferencia de edad implica que hemos recorrido caminos divergentes (escuela, amigos, formación) y que no somos iguales en cuanto a referencias culturales y centros de interés. Si estas diferencias alimentan muchísimo nuestro trabajo en común, es también cierto que son a veces una fuente de desacuerdo. Cada proyecto requiere unas largas negociaciones entre nosotros antes de que alcancemos un acuerdo final que nos satisfaga a los dos”.
No pudimos saber quién es más práctico, quién más fantasioso o quién dirige las negociaciones, entre otras cosas, porque estos socios laborales no se reparten las tareas de manera fija. “Concebir un objeto es un poco como elaborar un plato. Hacen falta buenos ingredientes, pero el éxito depende de una alquimia compleja entre los ingredientes y la manera de mezclarlos y dosificarlos. En el proceso de diseño existen pocas reglas. Algunas ideas brotan deprisa, mientras que otras resultan de una búsqueda más larga. De la misma manera, nuestros papeles son intercambiables en función de los proyectos.”
Abanderados del relevo generacional en el diseño francés, el estilo minimal high tech de estos dos hermanos seduce al mundo más allá de la France. Los Bouroullec están ahora mismo en la cima del mundo, pero hay que estar alerta: todavía tienen muchas cosas que contar.