En pleno corazón de Manhattan y desde hace casi un siglo, un pequeño parque privado persiste en conservar una imagen bucólica de la Gran Manzana. El Gramercy Park es un recoleto pulmón verde que pertenece a un hotel singular. Es el último eslabón de la cadena Morgans Group dirigida por Ian Schrager, el creador junto a Steve Rubell del Studio 54, y el inventor del concepto “boutique hotel”; algo que plasmó por primera vez en el hotel Morgans en 1984. Desde entonces ha abierto más locales en Estados Unidos y Londres; espacios donde se combina el diseño más actual con fórmulas novedosas para la comodidad del huésped, como el Urban Spa que ideó en el Saint Martín’s Lane de Londres.
El Gramercy Park es legendario en Nueva York. Abrió sus puertas en 1925 y rápidamente se convirtió en el centro de reunión de cierta bohemia chic, compuesta por artistas, aventureros y amantes de la buena vida. Allí se casó un año más tarde Humphrey Bogart en primeras nupcias con la también actriz Helen Menken. El hotel se remodeló totalmente hace tres años y hoy es un buen ejemplo de la mezcla ecléctica e impredecible de la firma Morgans Group. Cada una de las 185 habitaciones y suites posee un diseño y una concepción diferentes, aunque todas se caracterizan por las generosas medidas: recordemos que las grandes dimensiones son algo destacable en pleno centro de Manhattan. Su cuidada ambientación nace de un juego de estilos aparentemente dispares: la madera de caoba en ventanas y artesonados, el espeso terciopelo rojo de los cortinajes, un mobiliario de distinta procedencia, objetos diseñados por Maarten Baas o fotografías y pinturas seleccionadas por Julian Schnabel, amigo personal de Ian Schrager. Otros colaboradores de Schrager, Micheal Overington y Anda Andrei, son los artífices de esta fórmula cosmopolita que busca el equilibrio entre épocas, artistas y tendencias.
En las zonas comunes destacan las obras expuestas, un recorrido por el arte neoyorquino de las últimas décadas: Andy Warhol, Keith Haring, Jean-Michel Basquiat y el propio Schnabel… Creadores que han centrado la atención del mundo sobre la Gran Manzana desde los años 60. Las piezas se integran en la decoración del Rose Bar y del Jade Bar, los dos locales que se alojan dentro del Gramercy para escenificar otro de los conceptos “inventados” por Schrager: la socialización del lobby. Esta parte del hotel es el punto de encuentro de huéspedes y habitantes de Nueva York a la búsqueda de una referencia estilosa para sus salidas.
De entre las habitaciones y suites cabe destacar el ático, cuyas ventanas, en su totalidad, tienen vistas al parque. Esta verdadera residencia de lujo conserva incluso la chimenea que el arquitecto Stanford White creó para el edificio original. Se trata de una muestra del sello propio del Gramercy Park: una comodidad burguesa, algo bohemia pero nunca estridente, para que el viajero se sienta como en casa, en un lugar tan representativo de Nueva York.
