Sofia Lagerkvist, Charlotte von der Lancken y Anna Lindgren -antes cuarteto, con Katja Pettersson- saltaron al ruedo del diseño como Front en los primeros años del milenio. Desde el principio la opinión de la crítica coincidió en apoyar a estas jóvenes, que no han dejado de revitalizar la escena sueca con propuestas a partir de trazos sencillos e innovaciones tecnológicas. Y lo cierto es que este exitoso team profesional realiza piezas que rozan lo escultórico y lo abstracto, como vemos respectivamente en la monumental Horse Lamp (lámpara-caballo a tamaño real) o en sus Sketch Furnitures: muebles creados con sensores digitales y tecnología 3D. Una inspiración lúdica y transgresora que nace de áreas ajenas a las tipologías clásicas del diseño, como son los juegos de magia o la piroctenia, para hacernos ver que las cosas no son lo que aparentan. “Queremos provocar la curiosidad de la gente, que el objeto no se entienda a primera vista, y que el público se pregunte ¿esto qué es?, ¿de qué está hecho?”, señala Sofia Lagerkvist desde Estocolmo con la que hemos mantenido una larga conversación vía Skype.
ROOM Diseño.- Os conocisteis estudiando en la facultad. ¿Qué os llamó la atención una de la otra? ¿En qué coincidisteis para decidir trabajar juntas?
Sofia Lagerkvist.- Efectivamente, nos conocimos estudiando diseño industrial en la Universidad de Estocolmo. Éramos prácticamente las únicas mujeres, así que era natural que nos hiciéramos amigas. Juntas empezamos a desarrollar proyectos distintos a los que hacíamos en clase, como una manera de experimentar. Lo primero que surgió fue una colaboración con figuras de animales, algo poco habitual pero que respondía a nuestra manera de pensar esta disciplina. Vimos que funcionaba y que podíamos darle un giro profesional a esa búsqueda.
R.D.- Y esas coincidencias entre vosotras, ¿se han ido acentuando? ¿Cómo es vuestro diálogo para mantener un discurso conjunto?
S.L.- Lo más importante es que siempre trabajamos juntas y que, justamente, todo nace de un diálogo. No hacemos nada por separado. Estamos abiertas a lo que cada una ponga sobre la mesa y lo escuchamos. Empezamos con una gran reunión hablando y poniendo en palabras nuestras ideas. Les damos vuelta, las discutimos, nos divertimos… pero sobre todo, investigamos, exploramos.
R.D.- ¿Es quizá esa idea de la exploración lo que mejor os define como colectivo?
S.L.- Evidentemente. Por eso para nosotras es fundamental interactuar con otras disciplinas; con científicos, por ejemplo. A menudo nos preguntamos por el origen del material, de su fuente. Tratamos de acercarnos a estos temas que desconocemos para ver qué podemos aprender de ellos.
Una ve la foto que abre este artículo, y la entrevista podría titularse Ellas son monísimas. Bellezas suecas de armas tomar, no se han dejado amedrentar, sin embargo, por estereotipos. Y si les gusta posar cual modelos, ¿qué hay de malo? Las chicas Front salen al mercado creando muebles-personaje: un mundo que sugiere toques fantásticos pero posibles, donde creatividad y tecnología se dan la mano con rigor. ¿Una mirada femenina, tal vez?
R.D.- El diseño de producto es un mundo dominado por hombres. ¿Qué ocurre? ¿Tienen los productores menos confianza en las mujeres? ¿O tienen las mujeres menos confianza en sí mismas en este campo?
S.L.-Esta es una cuestión de peso. Si miras las escuelas, ves que hay un 50% de chicas estudiantes que luego no tienen presencia en el entorno laboral. En el gremio del mueble esto se acentúa. Es un área controlada principalmente por hombres, tanto los diseñadores como los productores. Y creo que en un entorno así a las mujeres nos cuesta más y se nos exige más. El porqué, no lo sé. ¡Esta es una pregunta que deberíamos hacer a los productores!
R.D.- Hablando de ellos, ¿cuál es el productor ideal para vosotras?
S.L.- Creo que el mejor productor es el que sabe mantener un buen diálogo contigo. Porque cuanto mayor es ese diálogo, mejor es el producto final.
R.D.- Ser diseñador en Suecia no es cualquier cosa. ¿Cómo lleváis el “peso nórdico”? Es decir, ¿en qué lugar os colocáis frente a esa tradición?
S.L.- Cuando empezamos no estábamos muy interesadas en ese legado. Preferíamos descubrir nuevas maneras de hacer cosas, nuevas tecnologías. Pero en cierto modo, con la elección de materiales y de formas, esa herencia nórdica siempre ha estado dentro de nosotras. No se puede negar que cuando te inicias y estás forjando tu identidad, al principio, quieres desmarcarte, pero es muy interesante mirar atrás y ver cómo y por qué se hicieron las cosas así.
Las chicas Front no son ajenas a la preocupación por el medio ambiente y la sostenibilidad. Entre otros, han participado en un proyecto con el Sweedish Interactive Institute en colaboración con profesionales de otras disciplinas para estudiar el consumo de energía en las casas. De ahí nació su Flower Lamp, una lámpara que habla directamente a la conciencia del consumidor: mide y compara la energía consumida, y si se ha reducido, la flor se abre. La intención: recompensar al usuario por ese ahorro.
R.D.- Insistís mucho en el tema de la tecnología, pero ¿por dónde creéis que va hoy la innovación? ¿Qué aspectos del diseño merecen la experimentación?
S.L.- La sostenibilidad es el camino que hay que seguir. Producimos cada vez más, y el mercado y los intereses financieros se imponen. Por eso debemos encontrar otras vías. Estar en la vanguardia es apostar por áreas en desarrollo constante. Nos gusta investigar el material del que están hechas las cosas y ver cómo interactúan con el medio ambiente. Por eso preferimos asociarnos con gente que venga de campos distintos al diseño. El camino es la transversalidad.
R.D.- ¿Cómo conectáis esa transversalidad con el juego entre forma, materia y función?
S.L.- Para nosotras esa conexión está en la idea, que es lo más importante del diseño: conseguir un objeto que hable sobre algo que está más allá del propio objeto. La forma y el material pueden cambiar, pero la idea perdura y comunica con más profundidad.
Una lámpara que “se recuesta a dormir” cuando no estás, una cómoda con estantes que parecen desvanecerse, una lámpara que se abre como una flor si consumes menos energía, cajones que flotan… objetos cotidianos de características imposibles, reinterpretados, que cuestionan nuestra percepción de la cosas. Ese es el discurso de Front: el convencimiento de que detrás de la apariencia, siempre hay algo más.