Los galardones para la primer edición de los Premios ROOM tenían que tener un diseño inesperado, disruptivo, que descolocara y, a la vez, guardase un gran significado. También entraron en acción otros temas importantes, como los fantásticos artículos que ROOM publica sobre diferentes disciplinas que conviven y se retroalimentan. Diseño vs. arte. Arquitectura vs. interiorismo. Cuatro campos interconectados de dos en dos, con una línea de unión que hace revolucionar las propuestas más interesantes.
Siempre es un desafío crear algo con un briefing muy libre, sin nada más que un objetivo. En este caso, el galardón de los primeros Premios ROOM. Una hoja en blanco para plasmar lo que ha de convertirse en un producto icónico con el que expresar los valores de la revista. Para ello tenía que buscar una historia que fusionara inputs, notas e ideas.
Tomando el propio logo de ROOM, se seleccionaron las dos “OO” como soporte gráfico para transformarlas en un elemento tridimensional. A partir de esta premisa pensé, cómo no, en sus dos editores, Antonio y Emerio, grandes mentes creativas de la imagen y la palabra. Un homenaje a ellos, amantes del diseño no normativo. De ahí que el trofeo tuviera que ser inesperado, disruptivo, que descolocara y, a la vez, guardase un gran significado.
También entraron en acción otros temas importantes, como los fantásticos artículos que ROOM publica sobre diferentes disciplinas que conviven y se retroalimentan. Diseño vs. arte. Arquitectura vs. interiorismo. Cuatro campos interconectados de dos en dos, con una línea de unión que hace revolucionar las propuestas más interesantes.
Y, finalmente, el lado más personal; el que cobra sentido al conocer de cerca a sus fundadores: el esfuerzo. El esfuerzo de estos 10 años de trayectoria y el esfuerzo de generar en cada nuevo número contenidos tan excéntricos como funcionales. Horas y horas de búsqueda, de reuniones, de descubrir a diseñadores, artistas, arquitectos e interioristas, de sacar de ellos la esencia de sus trabajos y, al mismo tiempo, de transmitir en los textos el tesón de estos profesionales para llevar a cabo sus propios proyectos.
Por eso este premio está hecho en honor a todos ellos. Un homenaje sencillo en su trazo, pero potente en su simbolismo. Un reconocimiento a los retos y a las metas representado por una mancuerna conceptual como la mejor recompensa al esfuerzo creativo.
Para darle forma, he recurrido a Krion®, el solid surface de Porcelanosa. Gracias a las posibilidades del material, he podido desarrollar unas mancuernas fusionando texturas y colores con la idea del dos. Todas tienen en común el color blanco —la hoja vacía antes de crear— y las combinaciones cromáticas que, para mí, encarnan a cada disciplina. Una pieza que recoge todo este imaginario de una manera muy física, muy gráfica y muy emocional.