No solo dibujo pudimos ver en Drawing Romm, la feria dedicada al dibujo contemporáneo cuya segunda edición tuvo lugar del 22 al 26 de febrero, coincidiendo con el resto de ferias, eventos y actividades pseudoculturales que se amontonan en la semana del arte de Madrid. A pesar de presentarse como un espacio propio para una disciplina frecuentemente menospreciada, muchas fueron las galerías que apostaron por incluir otras técnicas expandiendo la propuesta hacia las artes gráficas que engloban al propio dibujo, a la fotografía o el grabado, revelándose el soporte papel como verdadero protagonista del evento.
La intención de Drawing Room es parecerse a sus hermanas mayores e incluir una visión internacional de la materia mediante la presencia de galerías extranjeras y profundizando en un país invitado. En la anterior edición dedicó un espacio a la evolución del dibujo en China y en esta ocasión mira hacia el dibujo contemporáneo italiano con el “Programa Italia”. En él cuatro galerías plantean un interesante equilibrio entre dibujo tradicional, uso de iconos actuales y experimentación de soportes y formatos, lo que hacía del espacio italiano el auténtico motor de la feria. El falso mundo amable de Laurina Paperina en Martina´s Gallery, la narrativa surrealista de las fotografías intervenidas de Bruno Cesari o el dibujo naturalista en las miniaturas sobre papel de ticket de Enrico Tealdi, hubieran bastado para cubrir las expectativas si Drawing Room prentendía hablar de cómo el dibujo sigue siendo una herramienta para representar el imaginario contemporáneo.